En muchas culturas los abuelos son el tesoro de la sociedad y nadie puede desconocer la gran ayuda que brindan a la hora cuidar a sus nietos y apoyarlos en su educación. Sobre todo si los padres trabajan todo el día. Pero hay adultos mayores que sienten que solo los toman en cuenta frente a esa circunstancia de necesidad. Por ejemplo, en época de vacaciones. Claramente la felicidad de compartir con los nietos, de llenar de amor esos días que pasan juntos y de vivir experiencias enriquecedoras guía cada acto de los abuelos incondicionales. Pero no debemos caer en situaciones de abuso.

Los hijos, actuales adultos, a veces no se dan cuenta de las reales capacidades físicas y psicológicas de sus padres mayores. Les encargan la responsabilidad permanente —todos los días, a toda hora y en vacaciones— de cuidar a los nietos. Si los niños son más de uno, la situación puede ser aún más desgastante. No olvidemos nunca que los abuelos y abuelas también se cansan y necesitan su propio espacio para descansar.

¿Cómo solucionamos esta situación?

  • Cuando las tareas de cuidado se hacen cotidianas hay que poner reglas claras.
  • Conviene establecer días específicos para cuidar a los nietos, el horario que disponen para ello y cuáles serán las responsabilidades que deberán asumir. Por ejemplo, retirarlo del colegio, las comidas, las tareas, sacarlo de paseo en vacaciones, dejarlo bañado.
  • Si el adulto mayor no está en condiciones de realizar determinada tarea debe ser sincero con su hijo en relación a su verdadera capacidad. Por ejemplo, si no tiene estabilidad, si no tiene fuerza en los brazos o sufre de mareos, no puede asumir la responsabilidad de bañar a un niño pequeño. Ambos podrían caerse y el resultado podría ser peor que su buena voluntad.

Nuestra cultura hace que las mujeres seamos por naturaleza las cuidadoras y las responsables del bienestar de la familia. Y esto se traspasa a las abuelas. Entonces aparece esta última como la salvadora de la situación, que viaja de una ciudad a otra, que corre y toma el Metro para llegar a la hora que le pidieron. La abuela se siente útil, pero dejó todo tirado por cumplir pasándole la cuenta algún día.

Conclusión

Los abuelos están para disfrutar de manera feliz con los nietos y la familia. Aportan al bienestar que ellos necesitan, ayudan de acuerdo a sus propias capacidades culturales, físicas y emocionales. ¡Gocen a sus nietos, jueguen con ellos y entréguenles lo mejor… pero no sean sus esclavos!

Silvana Di Monte
Profesora de educación básica y psicopedagoga.
Escritora y autora del proyecto “Yo, el profesor de mi nieto”.