El reflujo gastroesofágico corresponde al ascenso involuntario del contenido gástrico hacia el esófago torácico pudiendo llegar hasta la boca. Esto ocurre con frecuencia en niños pequeños.

Pero existen dos tipos de reflujos:

  • El reflujo gastroesofágico fisiológico afecta a todas las personas a cualquier edad. Es más frecuente en los niños durante los primeros meses de vida. Incluye regurgitaciones que ocurren con mayor frecuencia después de la alimentación y que no producen  ningún tipo de complicación.
  • El reflujo gastroesofágico patológico (enfermedad por reflujo gastroesofágico) ocurre en forma excepcional. Habitualmente en pacientes que tienen algún factor de riesgo como prematurez o enfermedad neurológica, muscular o genética. También se presenta en casos de malformación del esófago o del estómago (atresia esofágica o hernia hiatal). Los  síntomas pueden ser acidez y dolor en la región torácica por esofagitis, síntomas respiratorios provocados por neumonías aspirativas, tos crónica, laringitis crónica, crisis de apnea o cianosis, y desnutrición.

¿Por qué ocurre el reflujo?

En la unión del esófago con el estómago existe una estructura muscular de tipo valvular que actúa como barrera (esfínter gastroesofágico) y que normalmente está cerrada. Su función es impedir el ascenso del ácido del estómago hacia el esófago. Cada vez que la persona traga (deglución), el esfínter gastroesofágico se abre momentáneamente para dar paso al bolo de alimentos.

Además de estas relajaciones del esfínter asociadas a la deglución ocurren normalmente relajaciones cuando el estómago se distiende mucho. Esto permite la eliminación de gases del estómago. Durante estas relajaciones, que son transitorias, desaparece momentáneamente la barrera que impide el reflujo.

En el lactante, en forma habitual se produce una distensión acentuada del estómago por la ingestión de leche y de aire al alimentarse. A esa edad la capacidad del estómago y del esófago es muy pequeña en relación a los volúmenes de leche ingeridos. Por eso el reflujo fisiológico es tan frecuente a esa edad y se manifiesta por regurgitaciones (hasta el 80% de los lactantes sanos pueden tener regurgitaciones). Estas adquieren su máxima intensidad entre los 2 y 4 meses de vida, disminuyendo después de los 6 meses y desapareciendo antes del año de vida.

El reflujo gastroesofágico fisiológico es asintomático en niños mayores y adultos.

¿Cómo es la forma de alivio?

En el caso de los bebés con reflujo gastroesofágico fisiológico (que corresponde a la gran mayoría de los casos) hay que indicar un tratamiento dietético y postural. Veamos en qué consisten:

  • En relación a la dieta es importante revisar la técnica de amamantamiento en el caso que el pequeño sea amamantado. O la preparación de los biberones si está siendo alimentado en forma artificial. Cuando hay muchas regurgitaciones es conveniente espesar la fórmula láctea. También es útil disminuir el aporte de grasas (que retardan el vaciamiento del estómago y favorecen el reflujo), los alimentos irritantes (condimentos), muy ácidos (cítricos), los que contienen cafeína (estimula la secreción de ácido) o los que distienden el estómago (bebidas carbonatadas).
  • En cuanto al tratamiento postural debemos decir que poner al niño semisentado en una silla “tipo nido” —que fue una recomendación muy frecuente para el tratamiento de estos pacientes— no es útil para disminuir el reflujo. Esto se ha demostrado con el estudio prolongado de pH esofágico. Lo más recomendable es levantar levemente la cabecera de la cuna o cama y poner al bebé “de guatita” después de las tomas por 20 o 30 minutos durante el día. Y en la noche acostarlo hacia el lado derecho para favorecer el vaciamiento gástrico.

En los casos de reflujo gastroesofágico patológico deben utilizarse medicamentos que inhiben la secreción del ácido como el omeprazol, lanzoprazol y otros.

Si un bebé tiene reflujo y se alimenta con lactancia materna ¿debe continuarse con esta?

El reflujo gastroesofágico no constituye de ningún modo una contraindicación para continuar la lactancia materna. Si las regurgitaciones son muy frecuentes puede indicarse un mayor fraccionamiento de las mamadas para disminuir la distensión del estómago.

Cabe destacar que el reflujo gastroesofágico fisiológico del lactante no provoca baja en el peso. Si hay regurgitaciones o vómitos y el niño baja de peso, habría que pensar que la leche materna es insuficiente. O bien que existe otra razón que explique la baja de peso.

¿Por qué los bebés que tienen reflujo lloran tanto y están siempre molestos?

El llanto o la molestia permanente no son debido al reflujo fisiológico. Normalmente el bebé con reflujo fisiológico luce bien, no tiene aspecto de enfermo. Aunque puede tener el llanto normal propio del llamado “cólico del lactante”, que no se debe a reflujo gastroesofágico. De modo que si un niño llora demasiado debe ser visto por su pediatra. Él  realizará algunos exámenes para buscar otra causa que explique  su llanto.

¿Qué alarmas indican a los padres que su bebé puede tener reflujo?

Excluyendo los vómitos o regurgitaciones, los otros síntomas que nos deben hacer pensar en reflujo gastroesofágico son la acidez, el dolor torácico en la región retroesternal, la presencia de síntomas pulmonares como neumonías aspirativas (en pacientes con daño neurológico), tos crónica nocturna y laringitis recurrente en niños donde se han descartado fenómenos alérgicos, crisis de apnea o cianosis en recién nacidos.

Por: Dr. Francisco Larraín, gastroenterólogo infantil UC.