Seguramente más de una vez has escuchado hablar de los llamados niños índigo, sin comprender muy bien a qué se refiere este término. Lo cierto es que este tipo de niños presenta un comportamiento que muchas veces desconcierta a los adultos. Ante ello, los padres deben aprender a tratarlos de otra forma para lograr un equilibrio.

Los niños índigo tienen rasgos que los diferencian de otros, como sentirse “reyes” comportándose como tales. Se sienten merecedores de estar “aquí y ahora” y se sienten contrariados cuando otros no comparten esa idea. Tienen una alta autoestima y en ocasiones ellos mismos les dicen a sus pares que son niños índigo.

También les cuesta aceptar la autoridad arbitraria. Se frustran ante las reglas. Son creativos y generalmente tienen mejores ideas que los adultos, lo que los hace tener una conducta rebelde y discrepar del sistema. Cuando están con niños que no son como ellos parecen retraídos y sienten que nadie los entiende, por lo tanto, la escuela es un lugar que les resulta complicado. No logran expresar sus sentimientos y lo que necesitan. Sienten timidez ante el adulto y se sienten incomprendidos. Pero no sienten “culpa”.

De acuerdo a la psicóloga Nancy Ann Tappe, los índigo son “niños computarizados” que vienen a este mundo con cierta visualización mental de lo que es bueno. Son niños orientados hacia la tecnología. A los 3 o 4 años entienden sobre computadores de la forma que un adulto de 65 años no podría jamás hacerlo. Pero de acuerdo a la experta, el medio ambiente donde se desarrollan los ha bloqueado.

La psicóloga habla de color índigo por el color que ve en estos niños y en sus investigaciones reconoce 4 tipos:

1-El humanista

Está destinado a trabajar con las masas. Ellos son los médicos, abogados, profesores, comerciantes y políticos del mañana. Son muy hiperactivos y extremadamente sociables. Hablarán con todo el mundo, siempre en forma muy amigable, con puntos de vista muy definidos y con un cuerpo un poco torpe. Algunas veces se estrellarán contra una pared porque olvidaron poner los frenos. Ellos no saben cómo jugar con un juguete: lo desarmarán y lo abandonarán. Si quiere que ordene su pieza comenzará a hacerlo, pero encontrará un libro y se sentará a leer. Son niños a los que hay repetirles muchas veces algo para que lo hagan.

2-El conceptual

Está más interesado en proyectos que en la gente. Ellos serán los ingenieros, arquitectos, diseñadores, astronautas, pilotos y militares del mañana. Son niños muy atléticos y controladores. A la persona que más tratan de controlar es a su madre si son niños y a su padre si son niñas. Tienen tendencia a la adicción, especialmente drogas, durante la adolescencia. Los padres deben vigilar de cerca su comportamiento. Cuando empiecen a esconder cosas o a decir «No te acerques a mi pieza» es cuando se necesita revisar su habitación.

3-El artista

Es muy sensitivo y su cuerpo es pequeño, aunque no siempre. Se inclina hacia el arte, siendo muy creativo. Serán los maestros y artistas del mañana. Dentro del campo de la medicina serán cirujanos o investigadores. En el campo de las artes serán los actores. Entre los 4 y 10 años de edad se involucrarán en al menos 15 actividades creativas. Le dedicarán 5 minutos a una y luego la abandonarán. Un consejo para las madres de músicos y artistas: no compren instrumentos, mejor arriéndenlos. El índigo artista puede trabajar con 5 o 6 instrumentos diferentes y en la adolescencia escogerán uno y se convertirán en un verdadero artista.

4-El interdimensional

Desde que son pequeños es posible observar la siguiente conducta: cuando el padre o la madre les diga cualquier cosa, ellos responderán: «Yo ya lo sé», «Yo puedo hacerlo» o «No me molestes». Estos niños son los que traerán nuevas filosofías y nuevas religiones al mundo. Pueden llegar a ser arrogantes y engreídos, porque no encajan en ninguno de los tres tipos anteriores.

Puente

La doctora Tappe dice que los niños índigo son el puente entre la tercera y la cuarta dimensión. La tercera dimensión es la dimensión de la razón y del pensamiento. La cuarta dimensión es la dimensión del ser.

Las personas siempre hablan acerca del amor, el honor, la paz y la felicidad, pero rara vez las practican. Vemos una sociedad que está mejorando de a poco, pero en la cuarta dimensión se podrá ver una práctica constante de todo ello. Estamos empezando a reconocer que la guerra es estéril, inútil y que oprimir a alguien es solo otra forma de matarnos a nosotros mismos. Pues bien, los niños índigo ya conocen estos principios.

 

Silvana Di Monte, profesora y psicopedagoga. Escritora y autora del proyecto «Yo, el profesor de mi nieto».