En una sociedad en la que el sedentarismo, la mala alimentación y la obesidad infantil están cada vez más en aumento, el deporte se alza como una actividad fundamental para lograr una vida saludable.

Y es que los beneficios de la actividad física son múltiples, sobre todo aquella que es practicada en familia, específicamente entre los papás y los niños, pues ayuda a crear hábitos y fortalece el vínculo entre sus miembros.

“En este tiempo compartido, tanto los papás como sus hijos salen ganando. Éstos últimos porque reciben afecto, atención y seguridad, además de estimular su desarrollo físico. Sus progenitores, en tanto, se logran ‘conectar’ con los pequeños, se mantienen en forma y se desligan de las preocupaciones del trabajo”, manifiesta la psicóloga de Clínica Ciudad del Mar, Karin Fuchs.

Calidad versus cantidad

Practicar actividades de tipo físico forma conductas saludables, incentiva la unión y fortalece la comunicación, debido a que es una oportunidad idónea en la que los papás y sus hijos pueden conocerse más y mejor.

En este sentido, Karin Fuchs explica que el acompañamiento de los padres en el proceso de crecimiento de los hijos, desde su gestación en adelante, es determinante para el desarrollo de su identidad, de su inteligencia emocional y sus habilidades de interacción con otros. Además, es considerado como uno de los factores protectores claves para la prevención de conductas de riesgo, especialmente en la adolescencia.

Y es que los niños necesitan crecer y desenvolverse en un ambiente que les permita ganar confianza, autoestima y seguridad, además de capacidad de integración e incorporación de valores y normas.

“Para algunos, el deporte y la recreación con los padres puede ser una oportunidad para demostrarles sus progresos y enseñarles lo que saben; para otros, es la mejor ocasión para interactuar, convivir en familia y compartir sus gustos”, enfatiza la psicóloga.

Así, las actividades deben ser escogidas en función de los intereses en común y acorde con los gustos de cada uno, también tomando en cuenta las virtudes y valores que se quiera fomentar, para que este tiempo se constituya en una oportunidad de crecimiento y aprendizaje, y no una obligación.

Ventajas

De acuerdo a la psicóloga, los beneficios que aporta el deporte en la relación entre padres e hijos son múltiples e incluyen:

  • Fortalecer el desarrollo físico y psicológico de los niños.
  • Adquirir valores, como la puntualidad, respeto, tolerancia, paciencia, responsabilidad y disciplina, entre otros.
  • Favorecer el intercambio de experiencias.
  • Ayuda a liberar las tensiones y dejar de lado las preocupaciones.
  • Mantenerse en forma y compartir tiempo con los niños.
  • Reafirmar los lazos familiares y potenciar la convivencia.
  • Fomentar los vínculos emocionales, autoestima y seguridad.
  • Prevenir conductas de riesgo.

Actividades alternativas

A pesar de las múltiples ventajas que puede tener el trabajo físico, hay muchos papás a los que no les acomoda. Y es ahí donde surgen diversas acciones que pueden realizar para conocer y compartir tiempo con sus niños. Por ello, Karin Fuchs indica algunas opciones:

  • Tocar algún instrumento: Con la música, los padres transmiten sentimientos de amor, cuidado, tranquilidad y seguridad a sus hijos, lo que representa un momento de comunicación íntima. Asimismo, “aprender a tocar un instrumento refuerza los lazos, más aún si ambos parten de cero con la actividad. Esto motiva al niño y hace que se cree una complicidad especial: el pequeño se siente atendido y comprendido por el adulto”, dice Fuchs.
  • Cocinar: Que los padres y los niños cocinen juntos constituye una buena costumbre para estimular los sentidos, adquirir hábitos, valores y responsabilidades, además de aprender sobre lo que se está cocinando y comiendo. La instancia permite divertirse y conectarse filialmente.
  • Conversación. El diálogo es esencial en las relaciones interpersonales, cobrando especial importancia en la interacción familiar. Esta instancia nos sirve para establecer contacto con las personas, para dar o recibir información, para la retroalimentación y para expresar o comprender lo que pensamos. Crear espacios de conversación entre padres e hijos no sólo sirve para exponer ideas, sino que también para escucharse: saber en qué está el otro y encontrarse a través del afecto y la empatía.

Ya sea ir al cine, caminar, cocinar, hablar, jugar o hacer algún deporte, lo importante es tener instancias en donde se pueda compartir tiempo con los hijos, donde éstos puedan sentirse seguros y confiados en la relación parental.