Aunque se asocie la depresión a una enfermedad de “personas grandes”, en Chile un 6,1 % de la población entre 4 y 18 años sufre este trastorno y “lamentablemente más de la mitad de ellos no recibirá atención de ningún tipo.

“Esto, sumado a la desesperanza, soledad e historias de intentos anteriores, aumenta 20 veces la posibilidad de presentar conductas suicidas”, explica la psicóloga y académica de Enfermería de la U. San Sebastián, Claudia Moya.

Para diagnosticar un cuadro depresivo es necesario que se presenten casi todos los días, durante las últimas dos semanas, al menos dos de los siguientes síntomas: pérdida de interés y de la capacidad para disfrutar, y aumento de la fatigabilidad. En los niños el cambio del comportamiento es decidor.

Alertas

Apariencia y corporalidad:

Aparecen quejas somáticas como dolores corporales, de cabeza u otros, letargo.

Afectividad:

Ansiedad de separación, baja autoestima, temor, labilidad emocional (respuestas emocionales desproporcionadas), emociones fluctuantes.

Cogniciones:

Bajo rendimiento escolar, problemas de concentración e ideas de muerte.

Conductas:

Inhibición o aumento de la actividad motora, deseos de no ir al colegio, pérdida de interés por los juegos habituales, problemas conductuales o rabietas.

Ritmos biológicos:

Bajo apetito/peso, trastorno en el sueño, retraso en el desarrollo psicomotor y en el emocional, problemas en el control de esfínteres.

En el caso de los jóvenes la depresión se expresa a través de conductas como ansiedad por comer (en lugar de pedir ayuda) y dormir más (como forma de eludir o evadir).

Recomendaciones

Para evitar este trastorno, la especialista USS sostiene que se debe desarrollar la autoestima positiva en los niños y jóvenes a través de la familia, por lo que recomienda:

  • Acentuar las experiencias positivas de la vida que ayudarán a forjar una identidad positiva en los jóvenes.
  • No debe presionarse constantemente a los jóvenes para hacer más y mejor.
  • No es suficiente que los adultos manifiesten que quieren a los jóvenes, éstos tienen que sentirse queridos. Existe una gran diferencia entre ser querido y sentirse querido.
  • No solo los niños tienen que ser aceptados sino apreciados tal como son. Tienen que sentirse especiales solo por el hecho de existir.
  • Promoción de la expresión de emociones: A los niños y jóvenes se les debe enseñar a tomar sus sentimientos con seriedad y alentarlos a confiar en sus padres y otros adultos, tales como profesores, médicos o enfermeras que atiendan en la institución, amigos, entrenadores deportivos, etc.