“Cuando los niños presentan rabietas, pataletas y baja tolerancia a la frustración después de los cinco años de edad, es probable que haya alguna dificultad en el manejo de los límites en su familia”, asegura la doctora Ana Marina Briceño, psiquiatra infantil de Clínica Alemana.

Probablemente, lo más difícil en la crianza de los niños en la actualidad sea la confusión que tienen muchos padres sobre cómo hacerlo. “La mayor disponibilidad de información, muchas veces contradictoria, hace que los papás tengan dudas, y, peor aún, lleguen a ser inconsistentes al ir cambiando su forma de actuar”, explica la especialista.

Agrega que, además de la inconsistencia descrita, un error frecuente en la crianza es no enseñar a los hijos el respeto. Palabras como «por favor» y «gracias» generan un tipo de interacción respetuosa de los niños hacia los padres y de los padres hacia los hijos, lo que se debiera inculcar desde que se inicia el lenguaje.

Si bien el trabajo y otros compromisos de los padres como vida social y deporte son importantes, el tiempo es fundamental para cimentar una relación. La influencia de estos factores externos depende de la prioridad que el padre o la madre le dé a la relación con sus hijos. “Cuando ellos saben que no están priorizando a sus hijos en forma adecuada, pueden surgir los sentimientos de culpa, que muchas veces intentan aplacar siendo excesivamente permisivos”, asegura la especialista.

Calidad y cantidad en la crianza

Para compensar las horas ausentes, hay que considerar que son importantes tanto la cantidad como calidad, los niños necesitan ambos. Algo fundamental son las rutinas juntos, en especial, la cena o almuerzo familiar, idealmente al menos cinco veces a la semana. Si hay poco tiempo, se deben tratar de potenciar actividades que inviten a convivir, como paseos al aire libre, deporte, juegos de salón, en vez de solo ver televisión o ir al cine o al mal”.

Asimismo, compartir los roles es clave y beneficioso, tanto para los padres como para los hijos. Niños y niñas necesitan compartir con ambos para un adecuado desarrollo social y emocional. La psiquiatra asegura que “afortunadamente esto está siendo cada vez más claro, y existen más papás capaces de cuidar a bebés y niños pequeños. Para esto, es clave que la mamá permita y fomente este acercamiento, en vez de criticar y esperar que las actividades ocurran como ella las haría, pues la idea precisamente es que haya una interacción diferente”.

Como plantea el autor Stephen Covey, hay cuatro frases que los padres tienen la responsabilidad de enseñar a los niños: «Por favor», «Gracias», «Te Quiero» y «¿En qué puedo ayudarte?». Según la doctora Briceño “algunos de los grandes errores es permitir que los niños den órdenes a los padres, no enseñarles a ser agradecidos, dificultades en la expresión del cariño y olvidar inculcar la relevancia de ayudar a los demás. Se ha demostrado que todas estas enseñanzas son fundamentales para cimentar la felicidad presente del niño, y también al transformarse en hábitos aprendidos desde la niñez”.

Tecnología: ¿una ayuda?

La especialista explica que quizás los avances tecnológicos, nos permiten comunicarnos con los hijos, saber en forma instantánea si están bien, etc. Sin embargo, hay que tener cuidado que este tipo de comunicación no reemplace la interacción cara a cara, o que no se utilice para invadir a los hijos, en forma sobreprotectora, por ejemplo.

 

Fuente: Equipo de Psiquiatría infantil Clínica Alemana.