No hay edad para comenzar a cuidar el cuerpo y la mente. El camino a la plenitud puede  iniciarse desde los primeros meses de vida a través de disciplinas como el yoga, tendencia que ya se ha instaurado con fuerza en Chile, pero que ha tenido una lenta adopción entre los más pequeños.

Países como México, Estados Unidos y Francia han sido pioneros en incorporar estos ejercicios en sus escuelas para mejorar la convivencia al interior de la sala de clase y el bienestar de los estudiantes en el proceso de aprendizaje. En Chile, algunos colegios municipales de Peñaflor, Malloco, Recoleta, La Reina, San Felipe, Valparaíso y Santiago han incorporado el yoga dentro del plan de estudios.

Existen, además, jardines Infantiles tanto del ámbito privado como estatal que incorporan el yoga dentro de sus actividades, valorando sus beneficios en la etapa preescolar y escolar en temas de apego, disciplina, estabilidad y otros puntos centrales en el desarrollo de los niños.

Otra instancia de desarrollo del yoga infantil es el que realiza la Escuela de yoga YogaYi, por medio de clases especializadas para cada una de las etapas de vida de los más pequeños. Aquí llevan varios años impartiendo estas clases y formando instructores especializados de Yoga Infantil-Juvenil, y sus estudiantes ya han implementado exitosamente esta disciplina en distintos colegios a lo largo del país.

Bebés de 2 a 18 meses

Para este grupo se realizan clases de Kundalini Yoga, ideados para la mujer y su bebé a contar de los 2 meses. Por medio de éste se favorece el apego madre-hijo, generando un espacio de contención para ella y de cercanía para él. Además, favorece la lactancia y la digestión de ambos, el sistema inmune del bebé y la recuperación de la tonicidad muscular de la madre.

De 3 a 6 años

Con cuentos, canciones y juegos se va integrando al niño al espacio de yoga, permitiendo y favoreciendo la concentración, creatividad e interacción con otros pequeños. Las dinámicas están todas pensadas de acuerdo a su desarrollo intelectual y físico, así como a su capacidad de concentración.

De 7 a 12 años

A través de los juegos se desarrollará conciencia de grupo, enfrentando desafíos personales y grupales. El espacio de la clase permite compartir talentos y virtudes, aprender de otros y de sí mismo. Además, favorece la convivencia al interior de la sala de clases, disminuyendo el estrés y potenciando el autocontrol.