La primera semana de agosto Chile apoya la campaña que promueve el valor de la lactancia materna de forma exclusiva hasta los 6 meses y de significancia en el apego afectivo hasta los 2 años.

Un equipo de la Universidad Católica —integrado por las carreras de Nutrición y Dietética, y Fonoaudiología— promueve la mirada multidisciplinaria de la lactancia con el fin de fortalecer el binomio madre-hijo y detectar a tiempo complicaciones que afecten esta significativa experiencia.

La leche materna es un fluido biológico que contiene los requerimientos nutricionales e inmunológicos que requiere un lactante, en la medida que crece. En un inicio el volumen es cercano a los 20 ml, siendo su composición alta en proteínas, inmunoglobulinas, sodio y oligosacáridos. Ya cuando se logra establecer la leche materna madura, a los 15 días posparto en promedio, contiene un mayor volumen (600 a 800 ml) y un contenido superior de hidratos de carbono y grasas, siendo estas últimas casi el 50% de las calorías totales de la leche materna.

Nutrición y bienestar

Alejandra Espinosa, docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica, afirma que “la composición de la leche materna se adapta a los requerimientos del lactante. En el caso de lactantes  prematuros la madre producirá una leche más rica en proteínas, inmunoglobulinas y lactoferrina, elementos esenciales en esta condición de nacimiento. Si la lactancia se prolonga, ésta se modifica naturalmente. Es así como la evidencia demuestra que una lactancia prolongada (sobre los 2 años) sería beneficioso de igual manera”.

Además del valor nutricional e inmunológico para el lactante, el acto de amamantar genera una sensación de bienestar para madre e hijo. Disminuye el riesgo de cáncer uterino (ayuda en la involución del útero), cáncer mamario, depresión posparto, entre otros beneficios; y en el lactante, favorece un mejor desarrollo dentomaxilar, nutrición y crecimiento óptimo, una coordinación de los patrones sensoriales, prevención de patologías, entre otras.

Alimentación de la madre

La alimentación los primeros 1000 días de vida (desde la concepción hasta los 2 años) es determinante para la vida adulta. La especialista explica que durante este periodo la madre tiene un requerimiento calórico mayor al embarazo, un promedio de 500 calorías diarias (considerado solo cuando la lactancia es exclusiva). Esto es porque la producción de leche implica mucho gasto energético.

Espinosa recomienda que una parte de esas calorías extras sean aportadas por lo almacenado durante la gestación, ayudando en la recuperación del peso post gestacional. Sin embargo, se sabe que aumenta el apetito en la madre, por lo tanto hay vigilar que ese desbalance energético no se produzca.

La alimentación de la madre debe ser variada, con productos idealmente caseros y cuidando su manipulación. La dieta debe incluir ácidos grasos esenciales que se traspasan por la leche materna, principalmente en los primeros 6 meses de lactancia (Omega3, DHA), por tanto se sugiere el consumo de pescados (1/2 tarro de jurel a la semana), idealmente complementado con el consumo de aceite de canola, soya,  nuez, semillas de chía, entre otros.

“Utilizar alimentos que varíen durante el día por parte de la madre como parte de su alimentación diaria, además de generar beneficios para ella ha demostrado que tiene una mejor aceptación por parte del lactante, ya que puede generar cambios en el sabor de la leche, se adapta a variados sabores y acepta de mejor manera la alimentación complementaria”.

Frenillo lingual

Constanza Espinosa, docente de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad Católica, comenta que “poco a poco hemos incorporado un diagnóstico temprano de las condiciones del frenillo lingual del bebé, que alteran la capacidad de succión del bebé. Es muy importante colaborar en que la transición hacia la lactancia se vea favorecida por intervenciones oportunas, dado que los bebés se cansan muy pronto al mamar y ello genera frustración en él y en su madre”.

La docente señala que esta alteración estructural del frenillo lingual puede ser causa de destete precoz cuando no es detectado. “La solución es un pequeño corte en el frenillo (Frenotomia), que en esta etapa es muy poco invasivo y que además favorece los procesos de desarrollo maxilofacial y funciones de respiración, masticación, deglución y habla”, añade.

La estructura de la boca y de la mama son aspectos físicos que determinan la calidad de la lactancia. Hoy se aplican diversas técnicas para favorecer un mejor acople y disminuir el dolor en la madre y los cólicos estomacales en el bebé, colaborando en que el hijo además pueda ganar peso en los primeros 10 días de vida y evitar así la alternativa del relleno.