El anís estrellado proviene de un árbol originario de China y desde años ha sido comercializado en Chile. Según la creencia popular tendría propiedades que disminuirían flatulencias y cólicos. Es así como ha sido costumbre consumir este producto en forma de agüitas, lo que incluye a bebés y niños.

Sin embargo, ahora está lejos de ser un producto “estrella” para estos malestares, debido a la intoxicación de algunos lactantes. Esto provocó, en su momento, una advertencia por parte del Instituto de Salud Pública (IPS) para no ser administrado en este tipo de menores.

El ISP hace un llamado a tener precaución en el consumo de infusiones elaboradas con anís estrellado, sobre todo en lactantes y niños. Su consumo en altas cantidades puede ser tóxico. Lo anterior a raíz de los casos de intoxicaciones que se han presentado en en lactantes que ingirieron anís estrellado en infusiones concentradas, para el alivio de los cólicos, basado en su uso tradicional”, indicó un comunicado.

Efectos

Coincide el nutricionista y profesor de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Pacífico, Juan José Rojas, quien advierte que el uso del anís estrellado es habitual en Chile por sus efectos terapéuticos. Pero hasta el momento sus reacciones adversas no son plenamente conocidas.

“Se han descrito casos de niños menores de tres meses que al consumir este producto han presentado irritabilidad, movimientos anormales o convulsiones. También vómitos y diarrea”, indica.

El profesional señala que tradicionalmente el anís estrellado se usa como:

  • calmante digestivo
  • para tratar la aerofagia (ingresar aire al estómago al comer)
  • dispepsia
  • cólico del lactante
  • cuadros de tos

El anís se indicaría en estos casos por el efecto antiespasmódico de una sustancia que contiene llamada anetol sobre el músculo liso intestinal y bronquial. También se ha descrito que actúa como estimulante del apetito, analgésico, narcótico, antioxidante y antibacteriano.

Reacciones

Pese a todas esas cualidades debe hacerse un llamado de atención. “Aunque el anís estrellado pudiese tener aplicaciones terapéuticas, su utilización incontrolada conlleva un riesgo potencial para la salud. Es potencialmente neurotóxico dado su alto contenido de aceites esenciales anetol y estragol. Estos tienen efecto tóxico sobre el sistema nervioso central, informándose cuadros de hiperexcitabilidad nerviosa y convulsiones. Incluso depresión del sistema nervioso central, coma, depresión respiratoria y muerte”, menciona.

Juan José Rojas comenta que otro riesgo descrito en la literatura es la toxicidad hepática. “Incluyendo insuficiencia hepática, dermatitis de contacto e hipersensibilidad”, detalla.

El profesional advierte que al contener unas sustancias llamadas veranisatinas –las responsables de causar convulsiones y toxicidad letal, al menos en estudios con ratas– podría ocasionar además bajos niveles de calcio sanguíneo y disminución de la temperatura corporal.

“El problema de este producto en lactantes es que en los niños es más frecuente la toxicidad, ya que los procesos metabólicos y de eliminación están disminuidos”, señala.

Como conclusión se insiste en la prevención. “Si bien aún los estudios sobre el efecto del consumo de anís en niños no son concluyentes, la evidencia parcial que se tiene justifica plenamente evitar su consumo hasta que no se disponga de estudios concluyentes”, finaliza.