Gatear significa desplazarse valiéndose de los brazos y piernas, y es la primera forma que utiliza el ser humano para trasladarse por sí mismo. En un principio, el niño aprende a mantener el equilibrio sobre sus manos y rodillas, luego practica moverse hacia adelante y hacia atrás, ejercicio que va fortaleciendo sus músculos, lo que después le permitirá equilibrarse sobre sus dos pies, postura que lo acompañará por el resto de la vida.

Al respecto, la doctora Luisa Schonhaut, pediatra de Clínica Alemana, explica que es un eje esencial en el desarrollo de la autonomía, ya que para el lactante la exploración es a través del movimiento. «En la medida que conoce su entorno va haciendo conexiones sinápticas (a nivel de su sistema nervioso), las que posteriormente irán desarrollando la inteligencia”.

Habitualmente, los niños gatean entre los nueve y diez meses, pero ya a los ocho deberían ponerse en posición de gateo o «de cuatro puntos». Sin embargo, cada uno tiene su ritmo y la variabilidad individual es muy amplia.

Esta práctica soluciona la necesidad de los bebés de movilizarse en forma independiente, por lo tanto, no es raro que los «campeones en gateo» caminen un poco más tarde. De todos modos, es importante mantener controles con el pediatra y vigilancia del desarrollo psicomotor.

¿Cómo estimular el gateo?

Los niños deben dormir boca arriba según las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, porque esta medida ha demostrado que disminuye el riesgo de muerte súbita del lactante. En cambio, durante el día, mientras están vigilados, deben permanecer más tiempo jugando boca abajo, y limitar el periodo dedicado al uso de implementos como andador fijo o saltarina, entre otros. Así lo explica la doctora Schonhaut, quien agrega que lo fundamental es destinar tiempo a jugar con el niño en el suelo sobre una alfombra, siempre en un clima cariñoso y sin forzar su ritmo.

Además, para promover que explore, no hay que facilitarle demasiado la vida, acercándole todo lo que quiere tomar o llevándolo en brazos. Tratar de resolver sus desafíos y alcanzar lo que quiere, lo prepara para enfrentar las frustraciones futuras y desarrollar habilidades para resolver problemas y buscar soluciones por sí mismo. Por ello se recomienda ponerle estímulos que llamen su atención y que lo animen a desplazarse en su búsqueda.

Recomendaciones

  • Buscar espacios donde los niños se puedan desplazar sin riesgos y adaptar la casa para que la recorran. Es decir, cerrar los lugares peligrosos, como la cocina o el baño; tapar enchufes, preocuparse de las esquinas de los muebles y de los cables, tener cuidado con los libreros y otro mobiliario que el menor pueda escalar.
  • Vigilarlos las 24 horas, nunca dejarlos solos y extremar los cuidados porque en esta etapa aumenta el riesgo de accidentes.
  • Simultáneamente con el gateo, se desarrolla la pinza manual, la que les permite llevarse objetos pequeños a la boca, con lo que también aumenta el riesgo de asfixia. Por eso no hay que dejar este tipo de elementos a su alcance. Se recomienda a los padres recorrer la casa «gateando» para ver los riesgos desde la perspectiva de sus pequeños hijos.
  • No hay que presionar a los niños a ponerse de pie, ya que ellos darán sus primeros pasos cuando se sientan seguros.