Si los síntomas de la influenza son fuertes en cualquier persona que le toque sobrellevar este cuadro, en las mujeres embarazadas es peor.

Esto ocurre debido a que el estado de gravidez conlleva tener las defensas bajas, por lo que es muy fácil contagiarse de este virus, que provoca compromiso respiratorio fiebre alta, junto con dolores musculares y de garganta.

A juicio del gineco-obstetra, doctor Cristián González, son esos síntomas los principales que llevan a la paciente a consultar.

Cuando la embarazada presenta además patologías previas, tales como asma, diabetes o hipertensión, este cuadro viral puede ser más serio aún, y en estos casos el tratamiento de control para la principal dolencia es obligatorio. “Si una paciente asmática tiene influenza y su asma se descompensa producto de esto, el tratamiento específico es para el asma”, señala el especialista.

Otras dolencias que pueden agravar este cuadro viral son las enfermedades autoinmunes, como el lupus y la artritis, debido a que utilizan tratamientos inmunosupresores para mantenerlas controladas.

Es importante señalar que ni la enfermedad en sí, ni los medicamentos utilizados provocan daños en el feto o en la madre. “Si se llegara a usar un antigripal, se prescriben los que están autorizados, pero siempre viendo los riesgos y los beneficios. Cuando los peligros son mayores, es preferible no usarlos, pero si es una paciente muy comprometida, que requiriera de estos tratamientos, se utilizan sólo los permitidos”, afirma el profesional.

Prevención

Lo principal en este tipo de enfermedades está en evitar su aparición. Es por eso que el doctor González hace énfasis en que las mujeres embarazadas eviten estar en lugares muy cerrados o con escasa ventilación, además de mantenerse alejadas de personas que tengan influenza. “Si una paciente tiene familiares enfermos, se debe tratar de mantener aislamiento. En caso que no sea posible, también se pueden utilizar mascarillas”, puntualiza.

Pero la medida más importante es la vacunación preventiva. En Chile existe una campaña a nivel nacional en la que todas las mujeres embarazadas a partir de su segundo trimestre de gestación deben aplicarse esta inoculación, con la que es posible evitar las molestias del virus.

“Es una vacuna segura, que no produce daño ni para ella ni para el feto. Puede presentar alguna sintomatología como congestión nasal, un poco de fiebre los primeros días, pero no se compara con los síntomas de la influenza”, señala.