Cómo enfrentar los cólicos del bebé
Los cólicos constituyen un trastorno conductual y se caracterizan por episodios violentos de irritabilidad y llanto inconsolable, que se producen en lactantes sanos en los primeros 3 a 4 meses de vida. Se inician y terminan en forma brusca sin que puedan atribuirse a alguna causa específica. Son muy frecuentes y afectan, según diversos estudios, al 15 a 20% de todos los lactantes. Aunque no se han observado grupos de niños que presenten mayor riesgo de tener cólicos.
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Pero las mismas características que definen el cólico están presentes en lactantes sin cólicos. Todos los lactantes normales lloran y el llanto es más frecuente en los primeros 3 a 4 meses de vida. La diferencia entre los lactantes normales sin cólicos y los que los padecen, solo está en la intensidad del síntoma. En los niños con cólicos el llanto es más intenso, ocurre con mayor frecuencia y por períodos de tiempo más prolongados. Los cólicos probablemente representan la parte más alta del espectro del llanto normal del lactante y no tienen ningún signo o síntoma que sea considerado específico, que lo diferencia del llanto normal. El hecho que el lactante con cólicos llore con tanta frecuencia puede generar mucha preocupación en los padres, quienes piensan que el llanto es manifestación de alguna enfermedad. Sin embargo, esto solo ocurre muy ocasionalmente (en menos del 5% de los casos). Por eso es muy importante siempre consultar a un pediatra gastroenterólogo para que precise bien el diagnóstico, pues suele plantearse en forma simplista algún diagnóstico etiológico no bien fundamentado como enfermedad por reflujo gastroesofágico, alergia alimentaria o intolerancia a la lactosa, sometiéndose a estos niños a la realización de exámenes innecesarios y a la indicación de tratamientos inapropiados. [irp posts=»9567″ name=»¿Cuál es la forma correcta de acostar al bebé?»] Han existido muchas creencias populares bastante generalizadas con respecto a los cólicos. Entre ellas destacan las siguientes: Numerosos trabajos publicados no han demostrado la validez de estas afirmaciones y su análisis crítico permite concluir que existe una frecuencia similar de cólicos en niños alimentados al pecho que en los alimentados con leche de vaca; que los cólicos no disminuyen al utilizar leches sin lactosa, ni son más frecuentes en el primer hijo; tampoco hay evidencia de que se asocien a ansiedad materna ni que disminuyan al dejar llorar al niño. Hay que tener presente que ningún tratamiento es muy efectivo. De todos modos, algunas medidas pueden ayudar a atenuar los cólicos. Las medidas terapéuticas que se recomiendan son: Debe consultarse al médico en el caso que los cólicos sean muy intensos o que se asocien a otros síntomas, como falta de incremento ponderal (aumento de peso y talla), rechazo de la alimentación, vómitos explosivos o presencia de sangre en las deposiciones. En estos casos el pediatra tratará de identificar a aquellos pocos lactantes que tienen alguna enfermedad que provoca el llanto, o de tranquilizar a la gran mayoría de los padres en los cuales el llanto de su hijo no es causado por una enfermedad. Por: Dr. Francisco Larraín. Pediatra y Gastroenterólogo Infantil. [irp posts=»2408″ name=»¿Cómo calmar a un bebé inquieto?»]
Habitualmente, los cólicos empiezan en la tercera semana de vida y lo común es que duren más de 3 horas al día y ocurran más de 3 días a la semana. Son más frecuentes durante la tarde. Durante mucho tiempo se pensó que se debían a trastornos gastrointestinales, ya que junto al llanto, los niños que los padecen presentan distensión abdominal, doblan las piernas sobre el abdomen y tienen una “expresión de dolor”. Sin embargo, no se ha probado que se produzcan por dolor, ni que sean de origen gastrointestinal.
Cuidado con el diagnóstico
Falsas creencias acerca de los cólicos
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