Cuando volví a ver a mi amiga después de su posnatal me sorprendió lo cansada que estaba. Me contó que su guagua había desarrollado una alergia alimentaria importante y que estaba muy agobiada porque no sabía qué más hacer. Su hijo lloraba día y noche. Me comentó que le habían hablado de la leche de burra y que la iba a probar. Lo conversó con su médico, se contactó con un productor y se la dio a su guagua con la esperanza de que no la rechazara. Estaba realmente desesperada. Para su sorpresa y alegría se detuvieron los llantos y al fin ambos empezaron a recuperarse y pudieron dejar atrás esas semanas de angustia y cansancio.
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