Google sabe que no estás solo. Busca la frase “padre culposo” en inglés (guilty parent) y aparecerán más de 70 millones de resultados. Lamentablemente, la mayoría de los consejos que obtendrás tendrán que ver con opiniones o experiencia personal. Pocas veces estarán basados en evidencia.

Entonces: ¿qué sabemos acerca de las causas de la culpabilidad de los padres en la crianza? ¿Cómo se puede cambiar ese sentimiento negativo en algo mejor? Lo primero y más importante de saber acerca de la culpabilidad en los padres es que, en algún momento, todos la vamos a sentir.

Francisca Puga, sicóloga y magíster en sicología social comunitaria del London School of Economics, señala que en Triple P realizan charlas o talleres para padre, enfocados en aprender estrategias, basadas en evidencia, para aumentar sus habilidades y confianza. “Comenzamos por preguntar por qué han venido. Siempre, en cada uno de los eventos, un padre tras otro admite no estar seguro de qué hacer. Han leído libros, buscado en Google, escuchado a la vecina, probado recetas antiguas y nada de lo que prueban funciona. Mientras los padres comparten sus historias, el ambiente en la sala cambia. Las personas comienzan a sonreír, identificándose y dándose cuenta de que ellos no son los únicos batallando con el mejor regalo de la vida: sus hijos”, comenta.

La mente culposa

Francisca Puga explica que las personas se sienten culpables cuando sus acciones o pensamientos no coinciden con los estándares que tienen para ellos mismos. Es considerada una emoción moral, que nos ayuda a regular nuestras interacciones con otros.

La culpa puede ser útil cuando nos ayuda a reflexionar y prestar atención a las emociones de otros. Cuando una persona se siente culpable, se activan las áreas cerebrales involucradas con la empatía. Como resultado, la culpa frecuentemente motiva a las personas a reparar o a compensar por lo que han hecho.

Sin embargo, la culpa puede ser una emoción dañina. Especialmente porque no todos los que sienten culpa hacen algo para disminuir esa emoción. Cuando las personas se sienten culpables, es probable que lo primero que hagan sea retirarse de la situación. La culpa ha sido descrita como una forma de auto castigarse. “Un estudio incluso encontró que los padres nombraban la culpa como una barrera para hacer ejercicio. Hay evidencia para apoyar la frase típica: me pesa la culpa”, señala.

Causas de la culpa

La especialista señala que equilibrar la familia y el trabajo es una fuente importante de culpa tanto para los hombres como para las mujeres. Las investigaciones han mostrado que las mujeres pueden tener sentimientos de culpa y fracaso por tener bajos niveles de libido y relaciones sexuales con sus maridos luego del nacimiento de un hijo.

El chequeo anual con el pediatra puede ser otra fuente de culpa para los padres. Especialmente si es que se dan cuenta de que su hijo está al límite de la obesidad. Luego, a medida que crecen los niños y vienen otros hermanos, los padres se pueden sentir culpables por favorecer a uno más que a otro.

La disciplina es otra fuente común de culpa. Los padres relatan de manera frecuente el sentirse culpables por ser muy estrictos o por ceder mucho. Pueden sentir la misma culpa por alterarse y terminar gritando o dando una palmada. También está la culpa tecnológica: la preocupación acerca del uso del celular en la plaza y el no estar cómodos con utilizar el celular u otros aparatos para distraer a un bebé o niño pequeño.

5 consejos para los padres culposos

Teniendo en cuenta estas causas y bastantes más potenciales causas de los sentimientos de culpa ¿cómo puede evitar abrumarse? Francisca Puga entrega las siguientes claves:

  1. Recuerde: la culpa en los padres y madres es normal: La próxima vez que se sienta como la peor madre o padre del mundo, recuerde: todos se sienten así en algún momento. A veces, solo recordar esto puede ser suficiente para continuar el día.
  2. Suelte la perfección: Tener expectativas realistas acerca de uno mismo y de sus hijos puede hacer una gran diferencia. Al final de un largo día, pelear con un niño pequeño que no quiere irse a dormir, nunca va a ser algo fácil. Sea realista acerca de sus capacidades para resolver todos los problemas sin esfuerzo ni estrés. No siempre es posible.  No existe la perfección.
  3. Canalice sus pensamientos y emociones hacia una acción: La culpa puede pesar y detenerlo, o puede ser el comienzo de un cambio para mejor. Mientras la culpa puede ser dañina, también está asociada con resultados positivos, como la empatía. Deje que la idea de que la culpa está asociada a un deseo de hacer algo de forma diferente, lo motive a cambiar lo que le está generando culpa.
  4. Busque consejos de crianza confiables y basados en evidencia y considere qué tipo de ayuda mejor le acomoda: online, participar de un taller con otros padres o tener reuniones uno o uno.
  5. Cree una red de estímulo con otros padres: Comparta sus historias (no solo las buenas, que es natural que quiera compartir, sino también las malas) y ofrezca retroalimentación positiva.  Su meta es crear un grupo de personas conectadas que se incentiven a compartir ideas y acceso a información basada en evidencia.