Mucho se habla sobre cómo manejar las emociones negativas. ¿Pero qué pasa con el manejo de las emociones positivas?

Durante muchos años, la investigación en sicología se centró en la sicopatología, es decir, en el malestar sicológico. Gracias a ello nos hemos provisto de conocimiento para comprender y abordar las diferentes problemáticas que presentan quienes consultan.

No obstante, recientemente surgió un nuevo movimiento llamado Sicología Positiva, que ha provocado un renovado interés por la noción subjetiva de bienestar, la que no sería simplemente la ausencia de malestar. Distintos temas en los que la sicología se ha centrado en la última década (creatividad, optimismo, inteligencia emocional, perdón, gratitud, curiosidad, humor, por nombrar algunos) entran dentro de esta perspectiva, abriendo vías hasta ahora insospechadas.

No haber prestado atención anteriormente a los aspectos positivos del funcionamiento humano puede que tenga su origen en que no ha sido fácil saber qué utilidad tienen esos procesos y contenidos positivos. Por lo tanto, es importante plantear para qué sirven las emociones positivas. Se ha demostrado que éstas tienen efectos en los pensamientos, el comportamiento, las relaciones interpersonales, así como también en la salud mental y física.

Significado

Aunque se discute aún el significado evolutivo de las emociones positivas, la Teoría de la Ampliación y Construcción de Bárbara Fredrickson plantea que mientras la finalidad de las emociones negativas es básicamente disminuir repertorios de conducta (y permitir así una huida o una lucha eficaz ante un estresor), las emociones positivas justamente existen para ampliar y construir repertorios de pensamiento y acción. La alegría, por ejemplo, permite explorar más las situaciones, jugar, tener relaciones más abiertas con otras personas, pero además estimula el crecimiento de recursos intelectuales, emocionales e interpersonales, junto con tener un efecto amortiguador del estrés.

Otro aspecto importante a considerar es que las emociones positivas y negativas no son parte de una misma balanza, de tal modo que la presencia de unas restara peso a la existencia de las otras, sino que son relativamente independientes. Hay datos clínicos que demuestran que las emociones positivas pueden perfectamente estar presentes en situaciones de extrema adversidad (ansiedad, experiencias de trauma, etc.) y en la depresión. Aportes desde el área de las neurociencias han indicado que incluso existirían diferentes circuitos en el cerebro para las emociones negativas y las positivas.

Saborear las emociones

A partir de esta independencia se concluye que el ser capaz de manejar eventos negativos de manera que reduzcan nuestro malestar no garantiza que uno maneje los eventos positivos en maneras que potencien nuestro bienestar. De ahí surge la habilidad de “saborear” las emociones positivas, ya que el que uno experimente eventos positivos no significa que uno sea capaz de saborear estos eventos, esto es, mediante el generar, intensificar y prolongar el disfrute a través de la propia voluntad. El manejo activo o auto-regulación de las emociones positivas requiere no sólo de la capacidad de sentir el placer, sino que la capacidad de regularlo para encontrarlo, potenciarlo y sostenerlo.

Algunas personas tienden a saborear mucho los eventos positivos, mientras otros lo hacen muy poco – con efectos predecibles sobre la satisfacción con la vida y la felicidad. Algunos incluso muestran lo que se llama  “enfriar el entusiasmo” o en inglés dampening, disminuyendo y hasta suprimiendo la emoción positiva que generó el evento particular ¿Te has encontrado alguna vez subestimando un cumplido que te hizo alguien en vez de disfrutarlo y sentirte orgulloso? El saborear frecuentemente las emociones positivas ha sido asociado a una mejor autoestima, bienestar y resiliencia frente a la adversidad, mientras que el uso frecuente de dampening se ha asociado a una autoestima baja, depresión y ansiedad.

Estrategias

A continuación, dejamos algunas estrategias para desarrollar la habilidad de saborear las emociones positivas:

Felicítate a ti mismo

¡No vaciles en tomar crédito por tus buenos resultados! Felicítate y siéntete orgulloso.

Grítalo a los cuatro vientos

Expresa abiertamente las emociones positivas mediante el lenguaje verbal y en particular el no verbal. La expresión facial de una emoción puede jugar un rol causal en el experienciar subjetivamente esa emoción (por ejemplo, en el yoga de la risa). Ríete con ganas, salta y grita tu felicidad cuando algo bueno te ha ocurrido.

Estar presente

Esta estrategia consiste en dirigir deliberadamente la conciencia y la atención hacia la experiencia agradable presente. Más aún, el uso general de las prácticas de meditación mindfulness, que enfatizan la atención en el momento presente, han sido asociadas a numerosos resultados positivos, tales como una mejor calidad de vida, menor estrés y mejor salud.

Toma una foto mental

Toma una pausa por un momento y toma conciencia de las cosas que quieres recordar después, como el sonido de la risa de un ser querido o un momento enternecedor con tu mascota. -Di a ti mismo: “Esto es genial. Me encanta y quiero grabarlo en mi memoria”.

Busca activamente esas pequeñas cosas

Caminamos sin observar realmente nuestro entorno, y si los pensamientos que nos acompañan son negativos, tendemos a ponerle mayor atención a ellos: la congestión, el fuerte calor, la contaminación. Te invitamos a observar de manera activa, es decir, dirigiendo conscientemente tu atención hacia las cosas novedosas, interesantes y/o agradables presentes en tu camino.

Comparte tus sentimientos positivos con otros

Esta estrategia se refiere a la tendencia de comunicar y celebrar los eventos positivos con otras personas. Estudios han demostrado que el compartir la experiencia y celebrar está asociado a un incremento en el afecto positivo diario y el bienestar, esto por encima del impacto del evento positivo en sí. Más allá de los efectos individuales, cuando los otros responden de manera activa y constructiva a nuestras buenas noticias, la relación se ve beneficiada mediante aumentos en la satisfacción con la relación, intimidad, compromiso, confianza, cercanía y estabilidad.

Dar gracias

Dile a tus seres queridos lo suertudo que te sientes de tenerlos o agradece cada noche antes de dormir algo ocurrido en el día o algo por lo que nunca habías dado las gracias. Estudios muestran que decir “gracias” en voz alta puede hacernos más felices mediante el afirmar nuestros sentimientos positivos.

Viaje mental en el tiempo

Aunque la experiencia de saborear habla de un enfoque atencional en los sentimientos positivos en el presente, también puede implicar un enfoque temporal ya sea en el pasado (reminiscencia) o el futuro (anticipación). Cuando las personas saborean a través de la reminiscencia, reviven sentimientos positivos que experimentaron en el pasado (por ejemplo al recordar una reunión familiar agradable), cuando saborean a través de la anticipación, ponen atención a los sentimientos positivos que imaginan tendrán o podrían tener en el futuro (por ejemplo al pensar en un divertido paseo a realizar el fin de semana o pensar en el viaje de tus sueños).

 

Por: Pamela Franco. Psicóloga Juvenil- Adultos, Pontificia Universidad Católica de Chile. Cetep.