El viejo concepto que señalaba a la mujer como la única responsable de infertilidad en una pareja quedó atrás hace mucho tiempo. De hecho, las estadísticas demuestran que las causas de tipo femenino corresponden al 39%, mientras que los factores de índole masculinos llegan al 30%.

Esta inquietante cifra demuestra la importancia de que el hombre tome las precauciones necesarias para que la calidad de su semen no se vea afectada por malos hábitos o por exposición a condiciones medioambientales adversas.

El Dr. Andrés Estrugo, urólogo de la Unidad de Medicina Reproductiva de la Clínica Monteblanco, comenta que existen estudios que relacionan la obesidad y las condiciones medioambientales al aumento de la probabilidad de presentar alteraciones en el espermiograma. Esta es la prueba diagnóstica que analiza el semen, donde se evalúan los siguientes parámetros de los espermatozoides:

  • Concentración: Analiza la cantidad de espermatozoides.
  • Viabilidad: Evalúa la cantidad de espermatozoides vivos en la muestra.
  • Motilidad: Analiza las características de autopropulsión. Clasifica la calidad de la forma de desplazarse de los espermatozoides.
  • Forma: Mide la morfología tanto de la cabeza como del cuerpo del espermatozoide.

Medio ambiente y obesidad

Según un estudio español publicado en la Revista Andrology, los factores medioambientales producen cambios en el espermiograma. Mientras más industrializada es la región en la cual vivían los sujetos participantes de esta investigación, mayores fueron las alteraciones que presentaron en su muestra de semen.

“Mientras más industrializada la zona hay mayor exposición a toxinas y a condiciones ambientales desfavorables”, puntualiza el médico.

Además, comenta que otros trabajos desarrollados en Europa relacionan el consumo de grasas saturadas con alteraciones en el espermiograma. “La obesidad también puede generar  hipogonadismo, debido a la disminución en la cantidad de hormona masculina”, añade.

Cabe destacar que el hipogonadismo se considera una de las cinco causas más frecuentes de infertilidad masculina.

Pese a ello, el urólogo enfatiza que los avances en medicina reproductiva permiten realizar exitosos procedimientos que logran un embarazo de término. También es importante conocer qué medidas favorecen la fertilidad.

¿Mito o realidad?

Existen muchas creencias que supuestamente podrían afectar la fertilidad del hombre. Así como también muchos estudios que respaldan o desmitifican cada una de ellas. El Dr. Andrés Estrugo aclara parte de ellas:

Calzoncillos ajustados:

Si bien un estudio publicado en la revista Human Reproduction demostró que los calzoncillos ajustados empeorarían la calidad del espermio, el Dr. Andrés Estrugo explica que aún no existe consenso en este tema. Aún faltan más estudios científicos que avalen o echen por tierra esta creencia popular.

Uso del laptop sobre las piernas:

Según un estudio publicado en la revista Fertility and Sterility, los hombres que estuvieron conectados a un laptop de forma inalámbrica sobres las piernas, cerca de los testículos, podrían presentar una disminución de su fertilidad.

Esta disminución se relaciona con el calor que emana del equipo. “El calor localizado en los genitales puede afectar la calidad de los espermios. Ese es uno de los motivos por el cual el varicocele (enfermedad que representa el 19% de factor masculino de infertilidad) genera alteraciones del espermiograma, ya que aumenta la temperatura testicular. Sin embargo, este factor es eventualmente reversible”, afirma el Dr. Estrugo.

La bicicleta empeora la calidad del espermio:

Ha habido mucho interés en la relación entre el ciclismo y la fertilidad masculina, pero los resultados han sido variados. Un grupo de científicos de la Universidad de Córdoba, España, presentó un estudio que reveló que los triatletas que pedaleaban más de 300 km a la semana en sus bicicletas disminuyeron en un 4% el tamaño y forma correcta de su esperma.

Según los investigadores, esto se debería al calor que genera el uso de ropa ajustada, la fricción de los testículos contra el asiento y el estrés al que se somete el cuerpo por la enorme cantidad de energía que se necesita para un ejercicio tan exigente. “Sin embargo, esto sería solo en el caso de los triatletas, porque el hombre promedio que va en bicicleta a su trabajo o solo la usa los fines de semana es poco probable que presente problemas de este tipo”, aclara el Dr. Estrugo.