“El niño que tiene libertad y oportunidad de manipular y usar su mano en una forma lógica, con consecuencias y usando elementos reales, desarrolla una fuerte personalidad”. Esta frase de María Montessori describe su particular forma de educar, donde los niños trabajan con materiales concretos científicamente diseñados, que brindan las llaves para explorar el mundo y desarrollar habilidades cognitivas básicas. Los materiales están diseñados para que el niño pueda reconocer el error por sí mismo y hacerse responsable del propio aprendizaje. El adulto es un observador y un guía. Ayuda y estimula al niño en todos sus esfuerzos. Le permite actuar, querer y pensar por sí mismo, desarrollando confianza y disciplina interior.

María Tecla Artemisia Montessori, más conocida como María Montessori, fue una educadora, pedagoga, científica, médico, psiquiatra, filósofa, antropóloga, bióloga, psicóloga y humanista italiana que sentó las bases de una nueva forma de educación: el método Montessori. Fue la primera mujer de su país en graduarse como doctora en medicina.

Desde que puso en marcha la primera “Casa dei Bambini” en Roma, en enero de 1907, se puede afirmar que hay un antes y un después en la educación infantil. La “Casa dei Bambini” fue una auténtica revolución que, además, no se basaba en ningún tipo de planteamiento teórico, sino que en la propia experiencia educativa. Creó unos nuevos materiales con objeto de favorecer el autoaprendizaje. Y puso la escuela al alcance del niño pensando que, si algo tenía que cambiar, debía ser la escuela adaptándola al mundo infantil y no al revés.

Exilio de Italia

Siguiendo el Método Montessori los niños se desarrollan en un ambiente preparado, basado en unos principios naturales muy claros (autonomía, independencia, iniciativa, capacidad de elegir, desarrollo de la voluntad y autodisciplina) con la idea que sean su propio maestro. Montessori no quería crear genios, sino dar a cada persona la oportunidad de poder desarrollar sus propias capacidades, por sí misma y con los otros. Y, de esta manera, ayudarlos a ser más humanos, equilibrados e independientes.

Pero estos principios innovadores le crearon numerosas dificultades a María. Debió abandonar la Italia fascista porque su experiencia educativa chocaba frontalmente con el sistema totalitario. El fascismo se servía de la escuela para adoctrinar a los jóvenes, los entrenaba para obedecer órdenes, y no para pensar y ser libres.

Durante su exilio vivió en España, Holanda e India. Allí desarrolló diversos programas de formación destinados a nuevos docentes. La experiencia bélica la llevó a profundizar en los temas educativos relacionados con la paz, llegando a la conclusión de que la educación es el único camino para construir este valor. Precisamente por estos trabajos fue nominada al premio Nobel de la Paz en tres oportunidades.

En 1947 María regresó a Italia. Su método ya era reconocido mundialmente y la recibieron con honores. Desde ese momento se dedicó a la reorganización de las escuelas de su país y siguió profundizando en el conocimiento de la infancia.

Períodos evolutivos del niño

Para la Dra. Montessori todo educador debe «seguir al niño», reconociendo las necesidades evolutivas y características de cada edad, y construyendo un ambiente favorable, tanto físico como espiritual.

Observó que el niño pasa de la infancia a la adultez a través de 4 períodos evolutivos llamados «Planos del desarrollo». Cada período presenta características radicalmente distintas de los otros, pero constituyen los fundamentos del período sucesivo:

1-El primer Plano del Desarrollo comienza con el nacimiento hasta los 6 años. Está caracterizado por la mente absorbente del niño, la cual toma o absorbe todo los aspectos, buenos y malos, del ambiente que lo rodea, el lenguaje y la cultura.

2-En el segundo plano, desde los 6 a los 12 años, el niño posee una mente razonadora, para explorar el mundo con su imaginación y pensamiento abstracto.

3-En el tercer plano, de los 12 a los 18 años, el adolescente tiene una mente humanística deseosa de entender la humanidad y la contribución que él mismo puede hacer a la sociedad.

4-En el último plano del desarrollo, desde los 18 a los 24 años, el adulto explora el mundo con una mente de especialista apropiándose de su propio lugar en él.