Si pudiéramos viajar unos cuantos miles de años atrás y viéramos el funcionamiento diario de las familias, nos daríamos cuenta de que las “tribus” eran comunidades donde cada integrante era primero parte de un todo, de un grupo. Ellos sabían que si al grupo le iba bien, a cada integrante le iba bien. Esto en relación a las cosechas, problemas con tribus vecinas y también crianza de los niños. Por algo el antiguo refrán dice: “para criar a un niño se necesita todo un pueblo”. En estas tribus, las ancianas sabias les enseñaban/transmitían a las niñas, madres y futuras madres los ritos, leyendas y maneras de hacer las cosas. Pero lo más importante: las mujeres y hombres se ayudaban entre ellos.

Hoy esto pasa cada vez menos. Hoy vemos madres superadas por el cansancio, corriendo a dejar a sus hijos a la sala cuna, no teniendo ni un minuto para ellas mismas. ¿A quién le pide consejo? ¿Quién le enseña pautas de crianza? ¿Quién es su referente? ¿A quién mira para pedir ayuda?

Lo más cercano que tiene hoy una madre es la educadora/profesora de sus hijos. Ella debiera adoptar el rol de la más anciana de la tribu. No por sus años, pero por sus estudios serios de pedagogía debiera ser capaz de orientar a los padres en cada etapa del desarrollo o crianza de su hijo.

Reuniones con contenido

Las reuniones de apoderados y entrevistas debieran ser muy frecuentes, no un par de veces al año, donde simplemente se les da un resumen del semestre o el año. Estas reuniones y entrevistas debieran ser instancias donde las educadoras les explicaran sobre neurociencias, acerca de cómo va evolucionando el cerebro de sus hijos y la manera en que los pequeños aprenden. Debieran enseñarles a jugar con sus hijos y debieran mostrarles también los perjuicios que tienen todas las pantallas a los cuales los niños se enfrentan hoy en día.

Me acuerdo que en una clase de la universidad, cuando estudiaba educación parvularia, la profesora nos dijo: “En las reuniones de padres ustedes deben hacer que jueguen como niños, que canten el arroz con leche y que conversen entre ellos para que se conozcan, nada más”. ¿Ustedes creen que un papá o una mamá que llega corriendo a la reunión de su hijo a las 7 de la tarde, después de una intensa jornada laboral, va a querer hacer una ronda? NO. Lo que quieren los papás son educadoras de calidad que les enseñen cómo criar y educar a sus hijos en estos tiempos turbulentos de cambio.

Ojalá las universidades se den cuenta de una vez que tienen que elegir sólo a los mejores para ser profesores, ya que ellos no sólo educarán niños sino que también a sus padres.

Carolina Pérez Stephens.
Educadora de párvulos UC.
Máster en educación Harvard University, docente Universidad de los Andes.
Directora de Helsby International Preschool.