Conversamos con Nicole Zagmutt, psicóloga infanto-juvenil de Centro Médico Cetep, quien ofrece 4 consejos claves para trabajar en familia este proceso de adaptación.
“El periodo de adaptación a la rutina escolar suele tomar entre 3 a 4 semanas. No solo son los hijos quienes deben adaptarse, sino también los padres, lo que implica realizar un trabajo en conjunto”, subraya la psicóloga de Centro Médico Cetep en su sede Las Condes.
1.Estructura
La especialista indica que es importante que los padres propongan una estructura a sus hijos porque facilita la adaptación. Pero sugiere evitar ser demasiado exigentes.
“En un principio la rutina no debe ser extremadamente rígida, ya que es necesario dar tiempo a los hijos para adaptarse al nuevo ritmo. De lo contrario se sobre-estresará y demorarán más del tiempo esperado en adherir al cambio”.
2.Predecible
Zagmutt explica que la clave de una rutina es la simpleza. “Organizar una rutina que sea simple y con límites claros permite que el niño pueda predecir qué va a ocurrir. Esto le otorgará seguridad frente al cambio de su cotidianeidad”.
3.Horario
Es importante definir con claridad horarios de estudio, pausas recreativas, alimentación y sueño. En este sentido, la psicóloga Cetep indica que “los horarios de estudio y tareas deben contemplar momentos de pausas. De lo contrario disminuirá la concentración e interés del menor. Asimismo, resulta indispensable la presencia de momentos de recreación y ocio posterior al término de estudio, como una recompensa o premio, lo que incentivará que el niño adhiera a la rutina”.
La profesional agrega que es recomendable no comer después de las 20:00 hrs. para garantizar un horario de sueño no menor a las 8 horas.
4.Escuchar
Propiciar un espacio de escucha a sus hijos les ayudará a entender y procesar este periodo juntos. Para ello se debe ir evaluando el proceso de adaptación paso a paso. “Lo mejor es observar si la rutina es la adecuada de acuerdo a la necesidad de cada niño y reformularla en caso de ver que es muy intensa. Es importante que el niño se sienta incluido en la construcción o reformulación de su rutina. Esto lo hará sentirse implicado y parte del cambio, facilitando el periodo de adaptación”, subraya la psicóloga.
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