Luego de tres meses de vacaciones, en muchos casos, regresar a la rutina se puede convertir en un difícil desafío tanto para los padres como para sus hijos.

“El retorno a la rutina suele ser una preocupación familiar que atormenta a los padres. La tarea puede ser titánica si no logramos al menos adecuarnos a los nuevos horarios y restricciones que el sistema escolar nos impone”, reflexiona Claudia Figueroa, académica de la Escuela de Fonoaudiología de la U. Andrés Bello.

Para enfrentar de la mejor manera este momento, la fonoaudióloga detalla algunas estrategias que pueden ser útiles:

Horarios

1.- Una semana antes del ingreso a clases, retomar progresivamente los nuevos horarios al menos para acostarse cada vez más temprano. Si bien, el calor puede ser un obstáculo para que los niños se vayan a dormir temprano, la idea central es organizar la rutina de tal manera que los juegos y las actividades disminuyan hacia finalizar el día, con explicitación de la necesidad de hacerlo. Es importante relatarles por qué hay que dormir o disminuir la actividad para tener más calma y disposición al sueño, para generar conciencia en los niños.

Organización conjunta

2.- Preparar en conjunto con los niños, los útiles y uniforme para incluirlos en la nueva etapa. Organizar y ordenar los útiles. Medir y probar los uniformes, es parte de una representación concreta de que algo nuevo se acerca a pesar de la resistencia que esto puede generar. Es aconsejable que el niño sea parte activa en este proceso para su motivación progresiva.

Conversación

3.- Conversar en familia de lo vivido en el año anterior, lo que se desee sin forzar y valorar los progresos, así como enfatizar en las posibilidades de mejorar o avanzar en los aspectos que fueron los más dificultosos, puede ser un buen inicio de este proceso para disminuir la ansiedad y preocupación en los temas más álgidos.

Amigos

4.- Contactar a sus amigos más cercanos, juntarse o planear actividades con ellos, también puede ser un aliciente para el ingreso a clases.

Rutinas

5.- Organizar de antemano la rutina, ya sea con un panel, una pizarra o calendarios de pared, también puede ser una buena medida para disminuir la ansiedad a lo incierto y promover la organización y anticipación en los niños. Que esto esté ubicado ojalá en lugares más neutrales y no en el dormitorio, pues la idea es que permita planificarse y no se abrume con esta información.

Preocupaciones

6.- Siempre es importante acompañar y contener a los niños en estas transiciones. Para ello, el conversar y acceder a la información que a ellos les preocupa, los motiva o les causa incertidumbre, es fundamental para una integración y transición más llevadera.

Primera vez

7.- Por último, para los que por primera vez ingresan a clases, se sugiere reconocer el territorio previamente. Ojalá hacer previamente el recorrido que se tendrá para llegar al colegio, conversando acerca del lugar. Conocer las dependencias antes del primer día de clases e incorporar en las interacciones verbales lo bueno de ingresar a clases, el tiempo que estará ahí, las personas y las reglas que habrá.

“Puede parecer una tarea de titanes, pero si se es sistemático y comprendemos que para todos, las transiciones son difíciles, de seguro seremos capaces de estar más atentos y generar estrategias variadas para superar los obstáculos”, concluye la académica de la UNAB.