Apego seguro: fundamental para tiempos de crisis
En este período tan difícil que toda la humanidad está atravesando, es muy relevante comprender qué es el trauma y cuán significativo puede ser el vínculo con nuestros hijos para mitigar el impacto y el daño que las circunstancias adversas pueden generar en el desarrollo infantil.
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Las experiencias traumáticas pueden generar diversas secuelas en las personas, siendo la más común el trastorno por estrés postraumático. Pero de acuerdo a varias investigaciones la línea del trauma también está presente como causa de múltiples trastornos mentales. John Bowlby, psicoanalista inglés, construyó el concepto de apego afirmando que los bebés están biológicamente predispuestos a apegarse a sus cuidadores. Bowlby indica que, de haber perturbaciones en los vínculos de apego primarios, podría producirse inseguridad emocional y perturbaciones en el desarrollo de relaciones significativas. El apego puede clasificarse en distintas categorías y subcategorías. Estos estilos se configuran de cierta forma dependiendo de la sensibilidad de la madre o del cuidador principal ante los requerimientos del niño. Los niños con apego seguro presentan una buena relación con su cuidador, quien se encuentra disponible cuando el pequeño lo necesita. De este modo puede explorar el ambiente, ya que su seguridad está satisfecha. El cuidador le presenta al niño sintonía, coherencia y autonomía. Establece un vínculo saludable con el niño y este puede luego establecer vínculos saludables con los demás. Los niños con apego seguro tienen buena autoestima y sensación de valía de sí mismos. La principal característica es la independencia del niño y su cuidador, tanto física como emocional, probablemente debido al rechazo del cuidador. El adulto es más distante con el niño, y este último evita la relación con su figura de apego. No suele buscarlo, ni siquiera cuando está ante una situación estresante. No cuenta con él. Cuando por alguna razón sí lo busca, el cuidador redirige su atención hacia el exterior, devolviéndolo a la distancia. Los niños con este tipo de apego pueden tener sentimientos hacia sí mismos de indignos e inaceptables, en respuesta al rechazo de su cuidador. Lo principal en este caso es el afecto negativo. Los niños se sienten nerviosos y hostiles en la relación con su cuidador. Se muestran ambivalentes frente al contacto físico. El cuidador presenta poca sintonía, poco cuidado, conductas negligentes y pueden generar control, pero sin afecto. Estos niños tienen una imagen negativa de sí mismos y pueden exagerar sus respuestas para obtener atención de su cuidador. En este tipo de apego el cuidador es, al mismo tiempo, una fuente de consuelo y una fuente de terror. Por ello, los niños no logran tener una estructura estable, con lo cual se desorganizan y se disocian. La figura del cuidador es contradictoria, paradójica y atemorizante; el niño le teme y a la vez necesita de su protección. En estos casos los niños tienen un modelo operativo disociado de sí mismos, tienen la necesidad de ser cuidados y al mismo tiempo pueden sentirse amenazados. Respecto a los demás, pueden estar dispuestos a cuidar pero al mismo tiempo son incapaces de cuidar. Son comunes los casos de vulneración de derechos en este tipo de apego. Estos estilos de apego se desarrollan en una etapa de desarrollo temprana del niño y se mantienen en general durante toda la vida, formando un modelo interno que estructura las creencias de sí mismo y de los demás. El psiquiatra y psicoanalista, James Grotstein, señala que “toda patología constituye un trastorno de apego y se manifiesta como un trastorno de regulación propia y/o interelacional”. Si hay dificultades en el apego, además de experiencias adversas durante el desarrollo, es altamente probable que se manifiesten patologías de salud mental, ya que ambos factores tienen causalidad en enfermedades de este tipo. Por lo tanto, en este difícil período que está viviendo la humanidad —que puede tener una fuerte carga traumática— es indispensable proveer a los niños de un vínculo saludable estableciendo un apego seguro. ¿Cómo? Tome nota de lo siguiente: Al contar con esto, los niños pueden estar más preparados y contenidos para transitar por esta situación, ayudando a amortizar el impacto negativo que pueda tener en ellos. Sentir que pueden contar con alguien y ser cuidados puede ser incluso una experiencia nutritiva y significativa de protección, contención y acompañamiento. Por: María José Ortúzar, psicóloga. Instagram: @ps.resiliencia [irp posts=»1595″ name=»Cómo abordar la muerte de un ser querido con los niños»]
Un trauma se produce cuando los recursos internos y externos no son suficientes para hacer frente a una amenaza externa. Citando a la American Psychiatric Association, el trauma implica experimentar o presenciar, la anticipación o enfrentarse a uno o unos eventos que revistan la amenaza real o la posibilidad de lesiones graves o peligros para la integridad física de uno mismo o los demás. Otro concepto de trauma se refiere a experiencias perturbadoras con efecto negativo duradero.
El rol del apego
Tipos de apego
Apego seguro:
Apego evitativo:
Apego ambivalente:
Apego desorganizado:
Consejos para padres y cuidadores