Las vacaciones son uno de los mejores antídotos contra el estrés y los especialistas las definen como fundamentales para mantener buena salud física y mental.

En el caso de los niños, particularmente, los períodos de vacaciones son parte importante del proceso de maduración. Y para comprobarlo, basta con hacer el ejercicio de evocar nuestros propios recuerdos, de seguro ahí será fácil encontrar bonitos momentos relacionados con las vacaciones, nuevas experiencias y aprendizajes, además de tiempo con amigos, abuelos, primos, papás, etc. “Básicamente, el beneficio de las vacaciones es que los niños logran desconectarse y descansar de los “contenidos”. También se baja la presión que implican las evaluaciones, los horarios, las rutinas, etc. Son tiempos donde ellos desarrollan más actividades deportivas y al aire libre, lo que favorece no solo lo motor, sino también el desarrollo de lo cognitivo, a través de las habilidades que se activan durante estas acciones”, dice Paulina Schwarze, subdirectora Editorial Caligrafix.

También hay consecuencias para todo el grupo familiar: “Los beneficios emocionales son múltiples, pues las vacaciones generan espacios de unión, instancias para compartir y experimentar con los seres más queridos. Muchas veces ocurren situaciones únicas, especiales, casi siempre en un contexto de relajo, sin sentirse atrapados por los horarios. Durante las vacaciones, además, se visitan nuevos lugares, vivencias que permiten desconexión de la rutina habitual. Todo se flexibiliza bastante y lo modificamos en beneficio de disfrutar y descansar”, agrega la especialista.
En ese contexto, ¿es recomendable mantener algunos de los hábitos de estudio en tiempo de vacaciones? Lo es —dice la especialista— siempre y cuando no sea en un viaje, ya que entonces se hace difícil poder concretarlo. El resto del tiempo es posible destinar momentos para potenciar hábitos, pero siempre de manera lúdica y con horarios más flexibles.

¿Qué hábitos se pueden potenciar en vacaciones? “En los más pequeños, los niños que están en proceso de aprender a leer, es muy necesario no perder la continuidad de la lectura”. Al elegir el material a leer es mejor variar y no elegir textos escolares; por ejemplo, sirve la revisión de una revista o el diario, seguir una receta de cocina o las instrucciones de algún aparato a instalar, incluso, leer los subtítulos de un video o película. Lo mismo con la escritura, simplemente hacer listados, por ejemplo, el de la lista del supermercado o del equipaje para vacaciones. También sirve tomar notas muy sencillas, escribir mensajes o pequeñas creaciones. El horario más adecuado para este tipo de actividades va a depender de cada niño, pero si lo que se quiere es fomentar un hábito, se recomienda durante la mañana, pues la mente está más fresca y la disposición anímica es mejor.

Actividades recomendadas para vacaciones

Son variadas y sencillas, muchas se pueden hacer en casa y otras tantas son una invitación a salir y a disfrutar la ciudad en verano:

  • Artes plásticas, que contribuyen al desarrollo emocional y afectivo, pues crean un vínculo con el trabajo u obra. También fomentan la disciplina y, con su labor, el niño puede trabajar su concentración.
  • Artes musicales, que favorecen expresión corporal, atención, concentración y memoria. Además permiten una nueva experiencia al aprender un baile o interpretación de instrumento y, en complemento, si es el caso, entregan oportunidad de interactuar en dinámicas de grupo.
  • Los bailes o la danza disminuyen estados de ansiedad y, por tratarse de ejercicio, estimulan el sistema respiratorio y la psicomotricidad. Corresponden a una de las mejores actividades para elegir en vacaciones, porque también contribuyen al desarrollo de la memoria y el oído.
  • Teatro. Todas las artes escénicas ayudan en el desenvolvimiento público, la sana manifestación de las emociones y, muchas veces, en la superación de la timidez. Se trata, asimismo, de actividades que estimulan la imaginación, reflexión y trabajo en equipo.
  • Artes marciales ayudan en el control de la fuerza y, sobre todo, a trabajar la coordinación, postura y disciplina.
  • Juegos de mesa, por ejemplo, Metrópolis o bingo permiten reforzar contenidos matemáticos. Los más pequeños pueden reconocer números y desarrollar la lógica matemática.
  • Salidas. Visitar centros culturales o granjas educativas, entre otros lugares, son buenas instancias para fomentar el aprendizaje de ciencias sociales y naturales a través de la experiencia. Se trata de generar vínculos fundamentales para los futuros contenidos del colegio.