La fuerza interior, a menudo llamada resistencia o resiliencia, es la capacidad de enfrentar las situaciones estresantes que nos presenta la vida y sobreponerse a ellas.
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El desarrollo de la resiliencia comienza con acciones simples o pensamientos que practica tu hijo, como planificar qué hacer a continuación y aprender a aceptar el cambio. La fuerza interior puede ayudarlo a enfrentar problemas. Los niños que son resilientes:
- Tienen más probabilidades de convertirse en adultos felices y sanos, aun frente a situaciones de pobreza, divorcio o tragedias familiares.
- Tienen mayor capacidad de resistir la presión de sus compañeros y amigos de modo que pueden evitar caer en drogas, alcohol o cigarrillo.
- Tienen mayor capacidad de resistir mensajes en los medios que les dicen que deben ser o verse de cierta manera.
- Tienen confianza en sí mismos cuando conocen a personas nuevas.
- Les gusta ayudar a los demás.
- Son afectuosos y entrañables.
- Son optimistas sobre la vida.
El rol de los padres
Hay muchas cosas que los padres pueden hacer para ayudar a su hijo pequeño o adolescente a ser más fuerte. Al trabajar esta fuerza interior le estás dando a ese niño las herramientas afectivas y mentales necesarias para mantenerse sano y feliz a lo largo de su vida.
Los entendidos dicen que lo más importante que le da fuerza interior a los niños es tener padres u otros adultos que sean positivos y que atiendan sus necesidades.
Otros cosas que ayudan incluyen:
- Capacidades cognitivas, como la concentración, la memoria y el pensamiento lógico.
- Habilidades sociales, como comportarse correctamente, demostrar afecto y compartir.
- Autocontrol.
- Autoestima.
- Un ambiente estable con reglas y límites.
- Oportunidades de contribuir.
- Ser escuchado.
Amor, seguridad y ejemplo
Lo más importante que puedes hacer para ayudar a sus hijos es demostrarles que los amas incondicionalmente.
Saber que estás cerca y disponible les da a los hijos una sensación de seguridad. Aunque el mundo de sus hijos se amplíe, tú sigues siendo su influencia principal.
Recuerda siempre que eres un ejemplo a imitar. Tus hijos aprenden observándote, así es que procura que tus acciones y conductas les enseñe a:
- Demostrar amor y afecto.
- Controlar el enojo.
- Trabajar con otras personas en vez de hacerlo contra ellas.
- Mantener la calma.
- Ser optimista sobre el futuro.
- Expresar sentimientos.
- Ser valiente.
- Reír.
Fuente: Stanford Medicine.org
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