Se define a la ternura como un sentimiento de amor, dulzura y delicadeza. Básicamente es el sentimiento natural que experimentamos por los hijos. Desde que sabemos de su existencia nos invaden sentimientos incondicionales de cariño, cuidado y atención para esta persona pequeñita.
Alguien más o una situación específica puede hacernos sentir ternura, pero en general son sentimientos pasajeros y acotados a un momento determinado. Así, vivir la ternura con los hijos no es un tema difícil para los padres de familia.
Parece un poco más complicado lograr educar a los hijos en ternura. Pero, ¿para qué hacerlo? Porque, entre otras cosas, desarrollar esta característica proporciona herramientas básicas e indispensables para la vida:
Una persona que se enternece es un individuo empático, que es capaz de conmoverse por el dolor, incomodidad o pena de los demás.
Es alguien que es capaz de apreciar lo bello y lo bueno y, por lo mismo, tiende a ser una persona más agradecida, característica clave para la felicidad.
Siendo un valor fundamental, del que surgen múltiples virtudes, ¿por qué no lo hacemos? Muchas veces los papás estamos más preocupados por educar otros valores, como la responsabilidad, orden y disciplina, además de centrar nuestra atención en el desempeño académico de los hijos. Especialmente en el caso de los hijos varones, la ternura se asocia con debilidad y ante esta visión tratamos de promover mayor “dureza” de carácter, alejando al joven de los beneficios de este importante sentimiento.
A pesar de que hay niños más “sensibles” que otros, como una característica propia de su personalidad, es también posible educar la ternura de la misma manera en que formamos en obediencia u honestidad. Aquí algunas ideas.
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1.Ayuda a identificar la ternura
Y no solo este sentimiento. Los hijos necesitan aprender a ponerle nombre a las distintas emociones que experimentanen diferentes ocasiones para que, entre otras cosas, sepan cuando lo que están sintiendo es ternura, permitiéndoles actuar en consecuencia.
2.Habla al respecto
“¡Mira que cosa más linda, hijo! Ese joven le está ayudando a esa señora a cargar sus cosas al bajar la escalera». Hacer notar las acciones que hablan de un corazón compasivo y generoso, con palabras específicas dirigidas a la ternura, sensibilizan a tu hijo hacia lo bueno y/o bello.
3.Como siempre, el ejemplo
Es en la relación de pareja donde de verdad le enseñamos a los hijos la vivencia de la ternura. Ya que en muchas ocasiones no es espontáneo el tratar a nuestra pareja tiernamente. ¿Qué tanto lo mantengo presente y lo expreso, no solo para ser ejemplo, sino también para que la relación se beneficie de lo que este trato trae consigo?
4.Dales la oportunidad de practicarla
Cuando detectes una ocasión en donde tus hijos pueden desarrollar esta sensibilidad (especialmente cuando no surja espontáneamente) guíalos amablemente, permitiéndoles que sean ellos los que tomen la acción que consideren adecuada: “¡Mira eso! ¿Qué opinas? ¿Qué crees que puedas hacer al respecto?”.
5.Refuerza la conducta
En cualquier ocasión en donde observes o sepas que tu hijo se enterneció por alguien o por alguna situación, alaba su conducta, apreciando lo que hizo y ayudándolo a analizar el sentimiento y las consecuencias positivas de la experiencia
Creo que todos estamos convencidos de que la empatía, la consideración por los otros, el respeto, la colaboración, etc. son características que deseamos en los hijos. La ternura es un ingrediente fundamental para que éstas puedan existir en el corazón de nuestros pequeños. No los privemos de poder experimentarla, para que sean capaces de construirse un destino trascendente y feliz.
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Por: Mónica Bulnes, psicóloga.
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