En tiempos donde el consumo está bastante presente en la sociedad, muchos padres creen que es un deber comprarles diversos regalos a sus hijos. Asimismo, los niños están expuestos a un sinnúmero de mensajes sobre lo que es deseable obtener, por lo que piden regalos cada vez más sofisticados y caros.
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Pero el exceso de cosas materiales puede ser perjudicial en el desarrollo de los menores. “Un niño que recibe todo lo que quiere, o más de lo que necesita, aprende a no reconocer límites, a no compartir, no desarrollando la
empatía y la generosidad, y sobre todo a no tolerar la frustración cuando en el futuro no reciba lo que quiera o no se hagan las cosas como él dice”, explica el psicólogo de Clínica Santa María, Juan Pablo Westphal.
Pedir más regalos de los que necesitan
El especialista señala que es bueno recordar que la Navidad es originalmente una fiesta religiosa y de encuentro familiar, siendo los regalos una forma de expresar cariño por el vínculo con el otro. Desde este enfoque es prudente que los regalos no sean numerosos ni de gran valor, sino más bien un gesto significativo de cariño. Los obsequios grandes es mejor dejarlos para el cumpleaños, que es el día especial de cada persona.
«Nunca es bueno guiarse solo por la lista de regalos de los niños, ya que ellos tienden a pedir más de lo que necesitan y entienden. Si lo hacemos estamos reforzando la idea de que ellos tienen el control. Es bueno regalar el o los regalos de la lista que el adulto considere prudente, tanto en cantidad como en precio, buscando además relacionar el tema con el afecto y el vínculo, más que el regalo en sí», señala.
Tome nota
A continuación, el psicólogo entrega algunas técnicas que pueden usar los padres para no fomentar el materialismo en los niños:
- Poner límites a los hijos en cuanto a pedir y exigir regalos.
- Enseñarles a empatizar y entender que existe un otro o los demás.
- Practicar experiencias desde pequeños que les enseñen a compartir lo que tienen: jugar con sus regalos con otros niños, prestar los juguetes, regalar lo no usado, llevar juguetes a centros comunitarios en donde el niño vea que lo suyo puede ser útil a otros.
- Más que explicar que el Viejo Pascuero no tiene infinitos recursos, es mejor decirle a los niños que él va a traerles el regalo que estime conveniente, que considere le puede gustar y que se merece por lo logrado en el año.
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