Vivir una situación de pandemia claramente afecta la salud emocional de adultos y niños. Estos últimos pueden tener menos herramientas de afrontamiento, presentándose algunos casos de niños con conductas regresivas, es decir, conductas involutivas que corresponden a una edad inferior de desarrollo.
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Según María Pía Castro, psicóloga infanto-juvenil de Clínica Santa María, las conductas regresivas son motivo de consulta psicológica frecuente. Se manifiestan a través de descontrol de
esfínteres (anal y de vejiga), chuparse el dedo, volver al chupete o mamadera, pedir ayuda para realizar algo que lograba ejecutar, volver a dormir con los padres, llorar por todo, miedos, dejar de hablar, dejar de comer y gatear, entre otros.
Factores influyentes
Las conductas regresivas se encuentran directamente relacionadas con necesidades de protección, inseguridad, angustia, sentimientos de abandono y/o sentirse no visibles para sus figuras significativas.
De acuerdo con la psicóloga, normalmente suelen coincidir con algún acontecimiento importante para el niño como los siguientes:
- Situaciones adversas o inesperadas (terremotos, accidentes, bullying, enfermedades, pérdidas o duelos, pandemias).
- Dinámicas familiares (castigos, estilos de crianza, carencias, tradiciones).
- Ambiente o entorno del niño (discusiones, trato, estrés, todo lo que lleva al niño a vivir sensaciones de inestabilidad).
- Llegada de un hermanito o un familiar a vivir en casa (abuelos, nuevas parejas, hermanastros).
- Cambios de casa y/o colegios (entrada al colegio, cambio de ciudad, país, cultura).
Cómo abordar las conductas regresivas en casa
A continuación, la experta propone algunas estrategias de prevención y solución que pueden ayudar a los padres en este tema con sus hijos:
- Entregar un ambiente familiar cálido, seguro y estable.
- Ayudarlos a verbalizar sus emociones.
- Aprender a identificar las señales de los hijos.
- Mostrarles y recordarles que los aman inmensamente.
- Evitar los gritos y gestos bruscos.
- Tener espacios de juegos y actividades en conjunto.
- Evitar frustrarse, angustiarse y dañarse frente a los niños.
- Siempre consultar a un especialista cuando las conductas se mantengan por más de 2 semanas.
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