La manera de interactuar entre padres e hijos se ha modificado a través de la historia. Actualmente existe claridad respecto a que se debe mantener una comunicación abierta y relación cercana para obtener los mejores resultados formativos. ¿Pero esto qué significa? ¿Qué tan “abierta” debe ser la comunicación? ¿Qué es “relación cercana”? ¿Es bueno ser amigo de los hijos?
La palabra amigo implica una relación de cercanía, confianza, respeto y compañía. Todas estas características son necesarias también en la relación de padres e hijos, pero sumándole un ingrediente que hace la diferencia entre los amigos de nuestros niños y nuestra relación con ellos: la autoridad.
Muchas personas no tienen una actitud positiva ante esta última palabra, pues suelen confundirla con “autoritarismo”, en donde una persona se somete a una figura de poder por la fuerza y el miedo. La verdadera autoridad adquiere una forma de liderazgo positivo, que se basa en la empatía y la colaboración.
De esta manera, podemos concluir que con los hijos siempre hay que llevarse bien, pero sin llegar a ser su amigo (en el mismo sentido de igualdad que tienen con sus pares), ya que los padres necesitamos ser capaces de establecer límites y dar las directrices necesarias para ayudar al joven a convertirse en un adulto.
Buenos consejos
A continuación se muestran algunas sugerencias para tratar de lograr este tipo de relación con tus hijos:
Comunicación: No debería haber temas que no hables en familia. Desde pequeños los niños deben saber que toda duda será resuelta, todo tópico explicado o recibido con interés y apertura. Trata de no escandalizarte (y reservar tu reacción para cuando tu hijo no esté frente a ti) y siempre pregunta. Las preguntas invitan al diálogo y ayudan a entender mejor a los hijos.
Límites: Para que la relación sea cercana los lineamientos deben establecerse sin amenazas (“¡Si no ordenas tu pieza, vas a ver lo que te pasará!”) y de manera clara. Con cariñosa firmeza, usando palabras amables y en un tono afectuoso, manteniendo el castigo ante una mal comportamiento, pero siempre aprovechando esos momentos para enseñar mejores maneras de actuar.
Respeto: Toda relación se mantendrá fuerte y cercana si el respeto es bidireccional. Es precisamente porque tú, como padre de familia, eres la figura de autoridad, que debes ser el primero en dar el ejemplo y ser muy respetuoso con tu hijo: no gritas, no humillas, tocas la puerta de su pieza antes de entrar, no interrumpes, etc. Con la misma cariñosa firmeza mencionada en el punto anterior es fundamental que exijas el mismo trato hacia ti. No solo mantendrá sana su relación, también fortalecerá la autoestima de tu hijo y lo preparará para su vida adulta.
Ambiente: La risa, el juego, la tranquilidad… son partes fundamentales de un ambiente familiar en donde las relaciones estrechas y cariñosas se darán con mayor naturalidad. Los papás son los principales responsables del ambiente en casa. Su ejemplo y muestra de manejo de la ira, frustración y cansancio serán el modelo que los hijos seguirán y se convertirá en la “cultura familiar”; el estilo en que se desarrollará la convivencia. Esto se resume en una palabra: AMOR.
Por: Mónica Bulnes de Lara. Sigue a Mónica Bulnes en Instagram (@preguntaleamonica). Si tienes una consulta sobre este tema que quieras plantear a la psicóloga entra a www.preguntaleamonica.com y te la responderá sin costo alguno.
[irp posts=»10264″ name=»Cuando el papá o la mamá habla mal del otro frente a los hijos»]