Las noticias que se están difundiendo sobre trágicos eventos en distintas comunidades escolares del país nos pueden provocar sentimientos de horror, desesperanza y ansiedad. ¿Cómo no lamentar el suicidio de dos adolescentes? ¿O la violencia que sufren niños, niñas, adolescentes y docentes? ¿Cómo no preocuparnos por el retroceso en habilidades cognitivas y socioemocionales fundamentales para el desarrollo? Hay mucho por hacer para la tan ansiada recuperación escolar, y una clave podría estar en la activación de emociones positivas en la escuela.

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