La socialización es una parte fundamental para el buen desarrollo emocional de los niños. Su habilidad para hacer nuevos amigos y tener una convivencia positiva con sus pares le será indispensable en la construcción de una vida sana personal y profesional.

El entusiasmo por invitar o ser invitado varía de acuerdo a la personalidad de cada niño. Hay quienes desde muy pequeños les gusta quedarse a dormir en casa de los amigos y otros quienes no buscan este tipo de panoramas hasta mucho después… ¡O nunca! Cualquiera de las variantes que presente tu hijo está bien.

Una buena socialización no se logra presionando al niño a hacer lo que no quiere. Es mejor que él descubra la frecuencia y tipo de interacción que encuentra cómoda para su personalidad, siempre y cuando no sea resultado de una ansiedad social (timidez), muy distinta a ser introvertido. Tal vez en un próximo artículo podemos hablar de las diferencias entre un niño tímido y uno introvertido, para apoyarte en la formación de un hijo con alguna de estas características de personalidad.

Por su parte, los papás también deben de tener claras las razones por las que permiten o no a sus hijos participar en pijamadas, viajes con otra familia o la asistencia a determinados tipos de fiesta. De la misma manera en que debemos apoyar gradualmente al niño tímido a adaptarse a una vida social, los padres aprehensivos no deben evitar que su hijo tenga este tipo de experiencias por el solo hecho de preocuparse por lo que le pudiera suceder. Este miedo es natural, ya que siempre deseamos lo mejor para nuestros hijos. Sin embargo, no debe ser motivo para dejar de prepararlos para el futuro.

Espero que los siguientes criterios te ayuden a establecer los lineamientos en lo referente a la participación de tus hijos en pijamadas y otras fiestas:

Autocuidado:

Es necesario enseñar a los hijos a cuidarse desde la más temprana edad. Esto incluye, por supuesto, el saber evitar ser víctima de cualquier tipo de abuso y tener claro cómo denunciarlo si llegara a enfrentarse a alguien con malas intenciones. Asegúrate que tu hijo tenga claro qué hacer en estos casos. De esta manera podrá asistir a eventos sin tu presencia, haciéndolo con toda confianza.

Restricciones:

Si no te gusta el formato de la fiesta, no pasará nada si tu hijo no asiste. Cuéntale los motivos (con las palabras y contenido apropiado para su edad) por los que no participará, de tal manera que sea un momento de enseñanza y entienda los criterios a considerar para participar en eventos sociales.

Aceptación:

Uno de tus hijos puede querer ir frecuentemente a casas de amigos, mientras que otro no. Ninguno “está bien” o “está mal”. Son diferencias individuales que debemos respetar. Nada fortalece más la autoestima de un hijo que el que sus padres lo hagan sentir que está bien ser como él es.

La crianza tiene como objetivo preparar a los hijos para ser adultos responsables, respetuosos, solidarios y felices. Cada tema de la vida cotidiana, por sencillo que parezca, tiene una relación directa con esta formación. Las fiestas, pijamadas y otras actividades de nuestros hijos forman parte de su socialización, capacidad para trabajar en equipo e, incluso, capacidad para llevar una sana relación de pareja.

 

Por: Mónica Bulnes, psicóloga. www.preguntaleamonica.com