No es ninguna novedad que el movimiento y la curiosidad cumplen una función trascendente en la vida de todos en la niñez. Sabemos que a través de su cuerpo en movimiento los niños habitan el mundo y se conocen. Entienden las leyes de la física y el funcionamiento de las cosas, practican, se desafían, juegan, disfrutan, interactúan y se desplazan. Pese a ello, algunos padres suelen decir en tono de queja que su hijo es inquieto.

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