Niños: Hábitos para la vida
Comienzan las clases y también la preocupación de algunos padres por el rendimiento escolar y las dificultades que puedan mostrar sus hijos. Independiente de las necesidades de cada niño, que pueden variar enormemente, los especialistas coinciden en afirmar que la creación de hábitos desde muy pequeños los beneficiará durante toda la vida.
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Conversamos con Ximena Rojas, psicóloga y doctora en ciencias de la Educación de la U. San Sebastián, para conocer más de este tema. Es aquel niño que tiene tiempo para más de una actividad, no solo de carácter académico; y presenta una tendencia a un rendimiento estable en el tiempo, independiente de que puedan surgir variaciones por hitos o eventos puntuales. El establecimiento de rutinas predecibles debe darse siempre en el desarrollo infantil. Esto ayuda a los niños a estructurarse internamente, lo que facilitará su calidad de vida y su autorregulación en todos los planos o dimensiones. En la base de los hábitos de estudio están el manejo de rutinas y la planificación, y esto se puede dar antes de la escolarización. Por ejemplo, es significativo el resultado que se obtiene cuando se instala el hábito de lectura, esto es, mantener la atención y concentración sobre un estímulo de estas características desde muy pequeños. Es labor de los adultos inculcar en sus hijos el placer del aprendizaje, el descubrimiento, el hacerse preguntas y la curiosidad. Insisto en el establecimiento de rutinas, ya que éstas permiten a los niños desde pequeños mantener la concentración sobre un estímulo determinado. Puede ser un juego, un cuento, una historia relatada o un paseo. Fomentar el amor a la lectura y al conocimiento es un factor que hace la diferencia en cualquier desempeño académico posterior. Las rutinas ayudan a los niños a tener cuotas de predictibilidad en la vida. Pero también es importante incorporar la posibilidad de cometer errores y/o flexibilizar estas mismas reglas, normas y rutinas. No se debe caer en la rigidez de horarios inamovibles. Esto no se da por la presencia o no de hábitos de estudio. Son un cúmulo de factores que se combinan, desde el capital cultural de la familia, hábito de lectura de mutuo propio, capacidad de memoria y concentración, etc. Por lo que no se puede decir que el hábito es bueno para unos y no para otros. Para todos es beneficioso, pero cuál es el «delta» que aporta depende de cada caso. Natalia Rivas, psicóloga infanto-juvenil, Centro Médico Cetep, entrega algunas recomendaciones en torno a los hábitos de estudio para los niños que ingresan al colegio: [irp posts=»130″ name=»Cómo ayudar a nuestros hijos con las tareas del colegio»]
Un hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido, más que innato. Para que un hábito se forme en una persona debe practicarlo durante varias ocasiones. Así, tanto el cuerpo como la mente se acostumbran a este hecho y lo realizarán de manera común.
¿Cómo se puede reconocer a un niño con hábitos de estudio?
¿Desde cuándo se debe empezar a trabajar este hábito?
¿Existe algún método para la creación de los hábitos de estudio?
¿Qué pasa con aquellos niños que dicen no estudiar nada y se sacan buenas notas igual?
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