En vacaciones, los niños se exponen a más situaciones que pueden generar daños en los oídos. La humedad de las piscinas, el exceso de limpieza que algunas personas promueven y la anatomía de la cabeza en la infancia son factores que ocasionan afecciones que pueden derivar en pérdida de audición.
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Chile ya existen más de un millón de personas con pérdida de audición o hipoacusia. Esta condición se puede evitar en más de la mitad de los casos. Y es que el oído tiende a ser un órgano del cuerpo al que solo prestamos atención cuando empiezan los síntomas, sin considerar medidas de prevención y controles periódicos.
«En el caso de los niños se podría decir que son más delicados, ya que la anatomía de la cabeza en la infancia genera mayor predisposición a desarrollar patologías que pueden derivar en pérdida de audición”, advierte la otorrinolaringóloga de Clínica Vespucio, Dra. Paula Ruz.
Problemas
Por lo señalado anteriormente, los menores quedan expuestos a enfermedades como:
- Tapones de cerumen: presencia de cerumen que obstruye el conducto auditivo externo, debido al menor tamaño de esta estructura en niños.
- Otitis externas: infección que se presenta con síntomas de dolor en el oído y salida de pus, que se puede ver principalmente en la temporada de playas y piscinas.
- Otitis media aguda: patología generalmente asociada a la presencia de un cuadro de resfrío previo, en el cual aparece dolor de oídos, fiebre y, en algunos casos, pus con sangre.
- Otitis media crónica serosa o mucositis timpánica: consiste en la presencia de “moco” dentro del oído, lo que provoca disminución de la audición y otitis media aguda.
“Asimismo, en esta etapa de la vida se presentan más cuadros de resfrío que también aumentan la frecuencia de algunos malestares”, detalla la doctora.
¿Limpiar los oídos?
Muchos creen que la respuesta lógica para evitar problemas en los oídos es la limpieza constante y exagerada. No obstante, utilizar cualquier tipo de objeto diariamente o después de la exposición al agua puede incentivar el desarrollo de enfermedades auditivas.
“Los cotonitos empujan el cerumen hacia adentro del oído provocando tapones. Pero el mayor peligro que representan es que se asocian a accidentes en los cuales se entierran dentro del oído, rompiendo el tímpano e, incluso, produciendo sordera permanente”, explica.
La forma más recomendable de secar o limpiar los oídos es con la toalla o algún paño de género, solo por la parte externa del mismo. Nunca se deben utilizar cotonitos, papel higiénico o cualquier cosa que se introduzca en el oído.
“De lo contrario, los niños pueden desarrollar cuadros con pérdida de audición no recuperable, lo cual genera repercusiones en su vida escolar y adulta”, dice la otorrinolaringóloga.
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