¡No son mañas! Consejos para enfrentar situaciones difíciles con los hijos
Algunas veces nos vemos enfrentados a situaciones difíciles con nuestros hijos e hijas, las cuales no sabemos cómo resolver. La forma de confrontar esas situaciones está influida por cómo interpretamos la conducta de los niños y niñas y por las emociones que nos surgen en el momento. El desafío para los adultos es poder ampliar la mirada a que los niños no son mañosos y buscar nuevas interpretaciones a sus conductas. Aunque parezca complejo, controlar el propio enojo es clave para poder bajar la tensión de la situación, lo que se transforma inmediatamente en un aprendizaje para nuestros hijos e hijas. Si El papá o la mamá es capaz de mantener la tranquilidad y la calma mientras atraviesa una situación frustrante, podrá demostrar (y enseñar) maneras adecuadas de manejar el enojo y la frustración. Ayudar a los hijos e hijas a poner en palabras concretas lo que le está pasando, dando un tiempo suficiente para retomar la calma, es importante que puedan expresar lo que ha sucedido y lo que están sintiendo para identificar sus emociones. Si no quieren hablar inmediatamente, respetar la decisión, indicando que se puede tomar más tiempo para pensar y luego poder hablar. Es importante que los niños y niñas noten que han sido escuchados y que son comprendidos en sus emociones. Para ello puede ayudarles con palabras que no surgen desde ellos y sirven para identificar lo que les pasa. Por ejemplo: “Eso debe ser muy molesto para ti”, “Debes sentirte triste”. Entonces, es clave poder indicarles que es normal tener emociones fuertes, pero que no es justificación para agredir a otro o romper algo. Es recomendable que en los momentos de calma se le indique a los niños y niñas qué se espera de ellos, sin caer en amenazas, ni acusaciones, sino que poniendo el énfasis en cuáles son los límites de manera clara y sencilla. Por ejemplo: “En esta casa no se grita a los demás, sino que decimos con palabras lo que nos enoja”. De todas formas, es importante ser flexibles y elegir bien qué conductas son las centrales a resolver. Esto implica prepararse para cuando ocurran situaciones de descontrol con los hijos e hijas y que pueden ayudar a confrontar de mejor forma la complejidad de la situación: Los niños y niñas aún están desarrollando su capacidad de autorregulación y algunas veces no pueden calmarse solos, por lo que debemos ayudarlos. Contrario a lo que muchas veces se dice, los niños y niñas no manipulan; en la medida en que la mayoría de las veces seamos capaces de entender lo que les pasa, los estaremos ayudando a desarrollar lo que se denomina apego seguro.
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Las pataletas o conductas difíciles de los niños y niñas comúnmente son malinterpretadas como mañas, cuando en realidad son una forma de comunicar algún problema o necesidad de ayuda. “Cuando pensamos que la conducta es maña nos puede generar rabia y frustración, determinando estrategias para resolver el conflicto poco empáticas, que dificultan al niño o niña sentirse comprendidos y desarrollar un apego seguro”, comenta el psicólogo del Programa Aprender en Familia de Fundación CAP, Luis Agurto.
¿Qué hacer en concreto?
1-Tiempo para hablar
2-Confirmar la escucha y dar señales de comprensión:
3-Dar alternativas de acción a los niños y niñas frente a una situación que les provoque ira o frustración:
4-Tener reglas claras, que se recuerdan y aplican:
5-Ser proactivos: