Imagina que están cenando en la pizzería favorita de tu hijo y él dice que tiene que ir el baño. Señalas el pasillo que se encuentra al fondo y le recuerdas que el baño está a la izquierda. Esperas un rato a que tu hijo regrese. Y entonces sucede: escuchas que tu hijo te está llamando desde un rincón del restaurante: “¿Dónde estás?”. La pizzería no es tan grande, pero tu hijo caminó en la dirección equivocada y está aterrorizado porque no sabe cómo regresar a la mesa.

Leer artículo completo