¿Por qué las normas, hábitos y rutinas son importantes en la familia?
Los meses de cuarentena han sido difíciles para todos. La vida laboral y familiar cambió, siendo difícil aceptar a veces que estamos en una pandemia, donde lo más importante es cuidarnos. Y para ello, hay que seguir normas.
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La situación en los hogares no es muy diferente. Aquellas familias con normas claras y coherentes han podido hacer una cuarentena más llevadera porque tienen un clima de sana convivencia, donde los padres e hijos tienen rutinas a seguir y las hacen. Las normas claras y rutinas entregan estabilidad emocional a los niños y niñas, porque tienen claridad respecto a lo que tienen que hacer en su día a día. La angustia surge por la necesidad de controlar el futuro, lo cual no es posible. Muchas veces generamos más angustia al intentar responder las preguntas de los “cuándos” que nos hacen los niños: ¿cuándo voy a poder volver al colegio, salir al parque, ir al cine, compartir con amigos, dejar de usar mascarilla, etc.? El padre o madre que resolvía todo ahora no puede hacerlo, y los hijos se sienten defraudados: ¿cómo es posible que mi mamá/papá no tenga una respuesta? Ante eso, los padres deben enfatizar lo siguiente: [irp posts=»2018″ name=»¿Bullying en casa?»] La pandemia ha mostrado nuestra educación o falta de ella a nivel país y de hogar. Defino educación como la formación de una persona feliz y con buenos hábitos, porque educa las emociones para poder convivir en armonía y entrega herramientas que permiten resolver los problemas para hacer realidad los sueños. La familia y el colegio forman la estructura ética y moral, o formación valórica de niños y niñas, a través de buenos hábitos basados en valores, los que funcionan como un mecanismo interno de autorregulación para la buena convivencia. Esta estructura no se enseña, sino que se aprende a través de la coherencia de los adultos. Por lo tanto, los niños y niñas no la pueden aprender solos. El 90% del comportamiento humano se rige a través de hábitos, los cuales nos permiten compartir y convivir. Esta estructura permite educar las emociones de los niños y niñas, es decir, aprenden a autocontrolarse y a estar tranquilos, diferenciando las dos emociones básicas del ser humano que son el amor y el miedo. Los hogares necesitan de normas, pues permiten transformar los valores en buenos hábitos para un buen funcionamiento y sana convivencia. Los valores son acuerdos universales que rigen nuestras actitudes y conductas definiendo cómo tenemos que actuar o interactuar. El método Langford lleva más de 40 años entregando una propuesta de solución a personas de distintas edades, condiciones socioeconómicas y culturales que desean alcanzar los resultados deseados en sus aprendizajes. La idea es generar un estado emocional que permite desarrollar, practicar y dominar habilidades que logran aprendizajes efectivos, sin estrés y en poco tiempo. El método es la base de tres programas (Shaka, Boomerang, Bamboo) para niños y niñas de hasta 12 años. Incluye material audiovisual y un libro de ejercitación dividido en varios tomos de 50 sesiones cada uno. El tiempo de trabajo es de 10-15 minutos diarios. Todos los programas desarrollan un estado emocional a través de: Por: Sylvia Langford, psicóloga experta en desarrollo de la voluntad. www.flowing.cl [irp posts=»4520″ name=»Cómo nos determinan nuestras creencias»]
Y es que el virus es el mismo en todos los países, pero ha tenido mayor impacto en aquellos lugares donde los habitantes tienen menos autodisciplina y voluntad de hacer.
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