Las cifras de sobrepeso y obesidad infantil en nuestro país son de las más altas a nivel mundial. Según el último mapa nutricional elaborado por la Junaeb, los índices de prekinder a primero básico indican que 25% de los estudiantes a nivel nacional presentan obesidad y 27% tiene sobrepeso. Es por eso que una alimentación sana, junto con mantener una vida activa físicamente, son las claves para poder prevenir la obesidad y con ello mejorar la salud y calidad de vida de los niños.

Un niño de cuatro años debe consumir, en promedio, 1.250 calorías diarias, las que pueden ser fácilmente sobrepasadas, si come porciones excesivas de comida o lleva colaciones innecesarias.

“Los padres son los responsables de decidir y fomentar los buenos hábitos alimenticios en sus hijos”, explica la Dra. Salesa Barja, nutrióloga pediátrica de la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe) y la Universidad Católica, por lo que recalca la importancia de una buena planificación de la comida en los hogares.

Si bien muchos colegios envían a los padres una minuta para las colaciones según el día, la doctora explica que hay ciertos aspectos a considerar:

  • La fruta se puede enviar picada para favorecer su ingesta y poder medir la porción.
  • Enviar lácteos descremados, un sándwich pequeño y con contenido saludable o cereales integrales sin azúcar añadida.
  • La colación es necesaria si el niño pasa sin comer 4 o más horas, de este modo, basta con enviar 2 colaciones simples al colegio, por ejemplo: una leche descremada y una barra de cereal con menos de 100 calorías.
  • No es necesario enviar una colación para cada recreo.

Almuerzo y cena

En el caso del almuerzo y la cena, lo recomendable es que la proteína, en caso de ser carne (roja o blanca, de pollo o pavo) sea magra, y su porción no supere el tamaño de la palma de la mano del niño. “Es importante que éstas siempre estén acompañadas de verduras y, si nuetsro hijo tiene un peso saludable, se agrega algún cereal como el arroz”, explica la doctora.

Además, es necesario incorporar al menos una vez a la semana media taza de legumbres como plato principal, y ojalá dos porciones de pescado. Se recomienda planificar las comidas al menos de modo semanal, lo cual, junto a facilitar la ida al supermercado, permite incorporar mayor variedad de alimentos.

Si los fines de semana se organiza una salida a comer afuera, o una celebración familiar, la experta recomienda que los menores de cuatro años prueben alimentos nuevos que sean saludables, por ejemplo, la comida oriental tiene buenas alternativas. Que se evite el darles un plato “fácil”, aunque menos saludable, como pollo o embutidos con papas fritas y siempre favorecer el consumo de ensaladas.

“Recordemos que los padres debemos ser buenos modelos de alimentación para nuestros hijos: tener conciencia de ésto es muy importante. También, siempre debe mantenerse el hábito de la cena y no reemplazarla por una onces-comida, cuya composición es menos completa y habitualmente, más calórica”, recomienda la Dra. Barja.

Para el postre, la nutrióloga explica que lo mejor es la fruta fresca, media taza, y ojalá presentada de manera entretenida, así como también, preferir el agua por sobre otros líquidos, que aportan calorías o sodio extra, como son las bebidas gaseosas y los jugos naturales, con alto contenido y/o agregado de azúcar.

Actividad

Y un punto fundamental, destaca la experta, es que los menores se mantengan activos durante el día, por lo que es labor de los padres motivarlos a jugar o hacer deporte, así como incentivarlos que cuando deban subir uno o dos pisos, prefieran las escaleras antes que el ascensor o las escaleras mecánicas. Así, se crea el hábito y el gusto por el movimiento.