¿Qué es la regulación emocional?
En la vida cotidiana nos puede pasar que una mala contestación a una persona, un impulso repentino de hacer algo, el no comprender los sentimientos del otro o simplemente ignorar lo que nos dice terminen transformándose en detonantes de numerosos problemas. Y la causa de estas situaciones podría estar en fallos de la regulación emocional.
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Ahora bien, ¿qué podemos hacer para gestionar nuestras emociones y favorecer el bienestar personal y el de los demás? Veamos en detalle este tema. Las habilidades para regular emociones permiten a los niños regular a la vez la conducta, inhibir comportamientos inapropiados, tener una mejor adaptación social, orientar su comportamiento de manera más constructiva, una mayor capacidad de exploración y mayor aceptación social. Al mismo tiempo implican una disminución de la probabilidad de desarrollar una psicopatología. En la infancia y adolescencia, la adquisición de las habilidades para modular las emociones están muy ligadas a la maduración de sistemas neurofisiológicos y estructuras biológicas que permiten a las personas alcanzar otros niveles de organización en las dimensiones físicas, cognitivas y conductuales. Es decir, se requiere una maduración del sistema nervioso que permitirá tanto a niños como adultos poder regular sus emociones. Se da en un aprendizaje continuo, desde la dependencia total al nacer, hacia la independencia paulatina en la adquisición de esta función de regulación. Pero el ambiente es preponderante en este tema: algunos ambientes promueven y otros obstaculizan el desarrollo de la regulación emocional. Para lograr la autorregulación se sincronizan diferentes sistemas: procesos emocionales, cognitivos y conductuales. Los expertos destacan la importancia del ambiente, especialmente el familiar, para poder promover el desarrollo. Situaciones adversas, como por ejemplo, entornos familiares o comunitarios conflictivos con altos niveles de violencia pueden ser un gran obstáculo. Por el contrario, el mejor aliado para el desarrollo de esta dimensión son los entornos emocionales cálidos, que refuerzan la expresión adecuada del afecto (ambientes que validan) y modelan y enseñan habilidades de afrontamiento asertivas. El apoyo familiar y los entornos sociales seguros son factores protectores contra la psicopatología y promueven el ajuste emocional de los niños y adolescentes. Las personas aprenden a regular sus emociones en un proceso gradual. Comienza al nacer con una dependencia absoluta de ser regulado inicialmente totalmente por sus cuidadores, hacia ir adquiriendo una autonomía y poder detectar, distinguir, validar y actuar conforme a sus necesidades y a la adaptación a la situación de manera asertiva. Tener cuidadores atentos a las necesidades, que atiendan las emociones de los niños, que las validen, los ayuden a identificarlas y nombrarlas, busquen soluciones en conjunto a los problemas, y ensayen distintas estrategias para enfrentar situaciones de la cotidianeidad puede ser crucial. Cuando el niño tiene con quién contar, un vínculo de confianza, se ofrece el mejor terreno para el desarrollo de esta función. Las dificultades de regulación emocional pueden darse en dos extremos, que puede ser el hipercontrol emocional o el desborde emocional. Desde el punto de vista del desarrollo preocupan: Gran cantidad de estudios muestran que la desregulación emocional en la infancia y adolescencia puede generar dificultades importantes de ajuste psicológico y social a corto y largo plazo. Las dificultades para manejar emociones, controlar los impulsos y adaptarse a los cambios han sido relacionados con diversas formas de psicopatología, como ansiedad, depresión, comportamiento agresivo, etc. Nunca es tarde en la vida para nada y esta no es la excepción. Siempre será mejor desarrollar habilidades en las etapas correspondientes al desarrollo. Sin embargo, sí es posible aprender habilidades para la regulación emocional a cualquier edad. Hay personas que, por temperamento, pueden sentir las emociones mucho más intensas, reaccionar ante menores estímulos y necesitar más tiempo para volver a su centro. En este caso se hace mucho más imprescindible la adquisición de la función de la regulación emocional. (Autores consultados: Sabatier, C., Restrepo, D., Moreno, M., Hoyos, O. & Palacio, J. 2017). [irp posts=»12198″ name=»Los niños también sufren ansiedad»]
La regulación emocional, según diversos autores, corresponde a “una serie de procesos internos y externos, conscientes e inconscientes, voluntarios e involuntarios, encargados de evaluar y modificar las respuestas emocionales en sus aspectos fisiológicos, cognitivos y conductuales, siempre con el objetivo de lograr metas personales y lograr la aceptación social”.
¿Por qué la regulación emocional es positiva?
¿Es parte del desarrollo normal de cualquier persona?
¿Cómo se enseña la regulación emocional?
¿Cómo reconocer a una persona que no tiene regulación emocional?
¿Qué consecuencias tiene la desregulación emocional?
Si no se aprende regulación emocional desde niño ¿se puede aprender ya de adulto?
Por: María José Ortúzar, psicóloga. Instagram: @ps.resiliencia