Sylvia Langford: ¡Cuidado con la forma en que educamos a los hijos!
Permanentemente oímos y vemos noticias y comentarios sobre adultos y niños que están estresados, cansados y aburridos. Y, aunque es indudable que todos realizamos un tremendo esfuerzo, solemos creer que ese cansancio es lo que nos estresa. Pero la psicóloga Sylvia Langford se hace otra pregunta: ¿No será que nos sentimos estresados porque no estamos teniendo los resultados que queremos con nuestros hijos a pesar de los esfuerzos que hacemos?
Leer artículo completo
Los adultos hemos cambiado, no queremos ser autoridad, es decir, guías, y preferimos sobreproteger y ser amigos de los hijos. Cuando un adulto es sobreprotector y amigo (también podemos añadir asistencialista, permisivo o ausente) logra tener autoridad solo cuando negocia o premia («ley de la buena onda»). Después no le resulta y se ve obligado a recurrir a una actitud autoritaria y tirana, con amenazas, castigos, gritos o maltratos, es decir, aplicando la “ley del terror”. Finalmente, se siente culpable y vuelve a la negociación y al premio. Por eso, muchos niños dicen que los adultos somos bipolares: en un momento los estamos acariciando y acto seguido les gritamos. Creencias… Pensamos que nuestros padres fueron muy duros y no queremos caer en lo mismo. Creemos que es bueno negociar y premiar, pues así los niños y jóvenes nos entienden. Creemos que ellos son distintos, que están sobreestimulados y necesitan todo rápido, porque si no se aburren. Creemos que es común que nos mientan, que nos desafíen, que sean intranquilos… Un niño que ha sido sobreprotegido y que está acostumbrado a que le resuelvan todo. Al facilitarle la vida, no sabe tomar decisiones ni resolver sus problemas solo. Cuando crece y los adultos se aburren de hacerle todo, nos encontramos con un adolescente o joven flojo que no sabe hacer sus cosas. Los adultos nos hemos confundido y creemos que amar significa darle todo al hijo y resolver sus conflictos y dificultades, para evitar que sufra. Las consecuencias son que vivimos cada día con niños “mamones” y jóvenes y adultos flojos que no se hacen cargo de sus vidas ni de las consecuencias de sus actos, que se quejan de todo y no son capaces de asumir responsabilidades. Los seres humanos tendemos a irnos de un extremo al otro: de la sobreprotección a dejar solo a nuestro hijo, del cariño al grito, etc. Se trata de buscar el punto medio. Estoy contigo y te guío, pero no resuelvo por ti. Permito que te equivoques y te ayudo a reflexionar para que aprendas de la equivocación. De este modo, el niño o joven crece como persona y está mejor preparado para afrontar la siguiente responsabilidad o dificultad. Hablo de formar un emprendedor de su vida, capaz de encontrar un sentido y desarrollar su voluntad para trabajar por él. Que valoriza el trabajo sistemático, el esfuerzo y la disciplina para alcanzar sus logros y sentirse bien consigo mismo. Cuando hablo de disciplina me refiero al concepto que David Fischman definió como el puente entre lo que soy y anhelo ser, es decir, el puente de la libertad de escoger y decidir quién quiero ser en la vida y lograrlo. Es una persona que tiene claro que la felicidad no se busca, sino que es una forma de vivir. Que cuida sus pensamientos y sus palabras porque sabe que se convierten en su comportamiento y en sus hábitos, y así configura su realidad.
Esta inglesa creadora del Método Langford, ex deportista de alto rendimiento, sicóloga de profesión y educadora por opción, cuestiona la crianza de algunos padres en la actualidad. En un mundo que corre rápido —de respuestas instantáneas— invita a reflexionar sobre algo que pocas veces hacemos y que tal vez debiésemos poner más en práctica cuando estamos a cargo de niños, ya sea como padres, apoderados o profesores: ¿Somos realmente buenos guías para quienes están a nuestro cargo? ¿Cómo nuestros hijos pueden ser tranquilos si yo les grito? Y es que los pequeños son simplemente un espejo que refleja lo que son los adultos.
¿Por qué nos está costando tanto educar a los niños y jóvenes?
¿Y a qué se debe este cambio de los adultos?
A tu juicio, ¿qué tipos de adultos podemos reconocer dependiendo de sus estilos de crianza?
Emprendedor versus “mamón”
¿A qué te refieres cuando hablas de “mamón”?
¿No suena muy duro? ¿Como si los padres tuvieran que dejar solos a sus hijos?