Sabemos que el Trastorno del Espectro Autista, también conocido como TEA, corresponde a un trastorno complejo del neurodesarrollo caracterizado por alteraciones visibles en la interacción social y la comunicación.
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Sumado a esto es posible observar conductas repetitivas más conocidas clínicamente como estereotipias e intereses restringidos. Por ello, existe una alta probabilidad de que estos niños presenten dificultad de integración sensorial y a nivel conductual.
Toma nota
Para una correcta confirmación del diagnóstico se requiere de una evaluación exhaustiva por parte de un equipo multidisciplinario conformado por fonoaudiólogo, terapeuta ocupacional, psicólogo y neurólogo. Por lo tanto, cabe destacar que el siguiente ítem no constituye ni representa un diagnóstico. Sin embargo, puede ser conducente a que los padres tomen las precauciones pertinentes de forma temprana.
A continuación, se describen algunos signos de alerta que pueden ser característicos de una sintomatología TEA:
- El niño/a no se comunica de manera verbal siendo predominante el lenguaje gestual y/o no verbal.
- El niño/a repite únicamente lo que escucha, sin tener una respuesta a lo que se le está preguntando.
- El niño/a no posee contacto visual con el interlocutor y/o posee contacto visual escaso.
- El niño/a no responde a su nombre cuando se le está llamando.
- El niño/a muestra interés por partes específicas de algo, como las ruedas de un auto o la luz de un lápiz.
- El niño/a posee un movimiento repetitivo, generalmente es el aleteo de brazos.
- El niño/a expresa conductas indeseadas como llanto, gritos u otros si se le realiza un cambio en su rutina habitual o se le solicita hacer algo que no desea.
- El niño/a posee hipersensibilidad a los ruidos fuertes irritándose fácilmente y desencadenando conductas indeseadas.
- El niño/a se muestra selectivo con los alimentos restringiendo algunos por su textura, sabor o forma.
- El niño/a prefiere el juego solitario a jugar con otros niños en grupo.
- El niño/a no posee juego simbólico (no juega a ser profesor, a darle de comer a un bebé, entre otros).
- El niño/a exagera o minimiza sus respuestas emocionales.
- El niño/a posee dificultades para la interacción simétrica (con otros niños de su edad).
Por: Agustina Escobar Aguirre. Fonoaudióloga en neurorrehabilitación infantil clínica integral de epilepsia y neurodesarrollo. Diplomada en neuropsicología y trastornos específicos del desarrollo infanto-juvenil, Universidad de Chile. Diplomada en autismo con enfoque en intervención clínica, Hyperpraxis.
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