Es recomendable anticipar a los niños sobre la forma en que cada hogar enfrentará estas fiestas de Navidad y Año Nuevo. Es probable que sean momentos íntimos, con la familia nuclear y extrañando a la familia extendida y seres queridos. “Debemos hablar con los niños sobre estas ausencias, empatizando con su sentir (tristeza, frustración, enojo, etc.) y, a la vez, compartir los sentimientos de los padres”, señala la psicóloga Rosario Morales, de Grupo
Cetep.
Regalos manuales
Otra recomendación que entrega la profesional infanto-juvenil se refiere a que se puede hacer partícipes a los niños realizando regalos manuales a las personas con las que no podrán compartir en Navidad. «Hacer dibujos es una opción, a fin de calmar la incertidumbre o la ansiedad y también para expresar sus afectos”, puntualiza.
Celebraciones
Las celebraciones son importantes para subsanar las complejidades de este año. Para los niños, el cierre abrupto del colegio, el no volver a ver a los amigos durante un tiempo prolongado y el no poder salir a parques y plazas ha sido una fuente de tristeza y frustración importante.
Por lo anterior, es importante festejar —ya sea cumpleaños, logros escolares, nuevos aprendizajes y buenas noticias familiares— para así visibilizar que este año tuvo también cosas positivas también, y que pudieron rescatar algunas de ellas.
Conversación
De acuerdo con la experta, es positivo que los niños incorporen la información de forma paulatina siendo honestos con ellos y hablándoles en un lenguaje acorde a su edad de manera concreta.
Los espacios de conversación son muy relevantes para que los niños puedan aprender a monitorearse y autorregularse. Necesitan que un adulto pueda explicar lo que sucede o va a suceder en Navidad y Año Nuevo, para poder tener una noción y un grado de control de esta situación.
Conductas
Si vemos a los niños con un alza significativa en conductas ansiosas (disrupción, oposicionismo, irritabilidad, labilidad emocional) es importante que los padres se lo puedan reflejar. Esto quiere decir, hablar sobre las emociones que están surgiendo en sus hijos y encontrarles, en conjunto, una causa a lo están sintiendo (por ejemplo, si ven a sus hijos más irritables, decirles «me parece que te encuentras molesto por algo qué pasó, ¿me quieres contar qué ocurrió?”. O guiarlos hacia la causa de esa emoción). Así, los más pequeños se sentirán entendidos y vistos por los adultos, y tendrán más posibilidades de reconocer sus propias emociones y pedir la ayuda pertinente.
Cabe destacar que siempre hay una razón detrás de una conducta, por lo que es recomendable estar atento a los comportamientos poco esperables de los niños. Contención, conversación y ayudar al niño a entender lo que está ocurriendo son técnicas a la hora de afrontar las conductas ansiosas.
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