Según el Instituto Nacional de Estadísticas existen alrededor de 700 nacimientos diarios en nuestro país. Se estima que la gran mayoría de las mujeres en esta etapa consume algún medicamento durante el periodo.

El especialista de Clínica Vespucio, Dr. Alfredo Núñez, sostiene que “se debe evitar la automedicación, ya que durante el embarazo se producen cambios fisiológicos importantes que interfieren en la eficacia de los fármacos y en la seguridad del feto”.

Cuando hay un tratamiento con fármacos y se confirma la existencia de un embarazo, en la mayoría de los casos la medicación se continúa bajo vigilancia médica. En otros se suspende o se cambia por otro tratamiento que no ponga en riesgo la salud del feto. El doctor Núñez puntualiza que lo importante “es que la madre esté consciente de que el consumo de éstos puede tener efectos nocivos. Por ejemplo, parto prematuro, malformaciones congénitas, déficit neurológico e incluso, un aborto”.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. creó una clasificación de categorías de riesgo para el embarazo e indicó fármacos que no deben ser consumidos durante esta etapa:

  • Prostaglandinas.
  • Algunos antibióticos como Ciprofloxacino.
  • Antineoplásicos.
  • Psicofármacos.

Embarazadas que sufren diabetes:

Es fundamental que mantengan controlados los niveles de glucosa en la sangre. Un alto nivel de azúcar puede ser perjudicial tanto para la primera etapa del embarazo (alteraciones en el desarrollo), como también en la última fase de éste (asfixia intrauterina). Si no se toman las medidas necesarias respecto de los medicamentos, comidas y controles médicos, pueden aumentar las probabilidades de que el hijo nazca prematuro, tenga problemas respiratorios, exceso de peso o que tenga bajos niveles de glucosa en la sangre al nacer.

Mujeres en tratamiento con psicofármacos:

El profesional debe encargarse de evaluar y decidir si mantiene la dosis, complementa con psicoterapia o si indica otra opción que no afecte al feto. Algunos de estos medicamentos son teratogénicos, lo que podría exponer al feto a cierto grado de riesgo, como malformaciones y, alteración en el desarrollo y funcionamiento de determinados órganos.

Paracetamol:

Es una de las opciones de medicación durante el embarazo que, generalmente, no produce daño a la madre ni al feto en dosis adecuadas. Se puede administrar hasta 1 gramo en caso de malestar general, dolor de cabeza o fiebre, mientras se consulta con un profesional.

Vacunas:

Es importante que la mujer embarazada quede protegida contra la influenza. De esta manera la madre reduce el riesgo de adquirir algún tipo de infección respiratoria. De hecho, se estima que el hijo cuya madre fue inoculada durante la gestación nace con los anticuerpos necesarios para defenderse durante sus primeros meses de vida.

¿Medicamentos libres?

El doctor Alfredo Núñez concluye que “no existen medicamentos que puedan ser usados libremente durante el embarazo”. Y por ello siempre es importante consultar a un especialista antes de consumirlos. Así se disminuye la posibilidad de poner en riesgo el adecuado desarrollo del embrión.