Si un niño recién nacido deja de respirar o muestra dificultades para hacerlo es fundamental que los adultos a cargo de su cuidado sepan cómo reaccionar. Lo primero es nunca dejar solo al niño. Si hay otra persona, ella deberá pedir ayuda: llamar al centro de salud más cercano, a un taxi o ambulancia, o acudir a los vecinos.
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Mientras llega la ayuda se debe confirmar que efectivamente el recién nacido no está respirando. Si no mueve el tórax o presenta coloración cianótica o pálida, realice estimulación táctil:
- Verifique que el cuello no esté doblado.
- Inicie masajes vigorosos en la espalda o dele unos golpecitos en los pies.
Tras unos segundos, evalúe nuevamente la respiración, el color y el tono muscular. Si con todo esto no reacciona, no insista, ya que si la estimulación fue enérgica debería haber reaccionado de inmediato.
Maniobra de reanimación
Si la estimulación táctil no fue suficiente se debe dar paso a las maniobras de reanimación, que constan de los siguientes 3 pasos:
- Vía aérea despejada: Coloque al niño de espaldas, sobre una superficie plana y dura, con la cabeza ligeramente hacia atrás, aunque sin extender demasiado el cuello; puede ayudarse con su dedo, traccionando el mentón hacia arriba. Abra la boca y evalúe si debe retirar secreciones o leche, ayudándose con un pañal o una pera de goma, aspirando siempre primero la boca y después la nariz.
- Respiración boca a boca: Cubrir con su boca la nariz y la boca del niño, y soplar de manera que se observe elevar el tórax del recién nacido. Para esto requerirá poco volumen, solo con el aire que tiene en su boca. Repetir esta maniobra y mantenerla tantas veces sea necesario hasta que el bebé comience a respirar, con un intervalo de 3 segundos entre cada insuflación. Si después de unas 5 veces de repetir esta maniobra no responde, debe evaluar la frecuencia cardiaca.
- Masaje cardiaco: Coloque sus dedos índice y anular en la zona del cuello o región inguinal, para medir la frecuencia cardiaca. Si el bebé no respondió a la asistencia con la respiración asistida y su tono y color no mejoran, es probable que su corazón no esté funcionando adecuadamente, por lo que necesitará apoyo. No percibirá latidos o estarán muy lentos. Para dar masaje cardíaco debe hacer presión en el tercio medio del esternón, bajo la línea imaginaria que une ambas mamilas y con una profundidad cercana a 2 cm. Se debe hacer masaje con una frecuencia cercana a 90 por minuto, intercalando 3 compresiones torácicas con una ventilación. El masaje cardiaco busca bombear el corazón manualmente y distribuir la sangre al resto del cuerpo.
Importante
- No detener masaje y ventilación hasta llegar al servicio de urgencia o hasta obtener una respuesta respiratoria en el recién nacido.
- Si el niño responde en cualquiera de las etapas, de todas maneras es necesario ir al servicio de urgencia y/o consultar con un médico.
- Durante el traslado siempre manténgase observando al niño (respiración, color y tono).
Fuente: Con la colaboración de la Dra. Montserrat Abarca, neonatóloga de Clínica Universidad de los Andes.
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