¿Qué hay detrás de la dermatitis?
La palabra atopía, relacionada con el eczema atópico o dermatitis, proviene del griego y significa algo así como “sin lugar fijo”. Esto se refiere a que es difícil determinar la causa.
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La dermatóloga Yael Adler, en su libro «Cuestión de piel», define la dermatitis como un trastorno inmunológico de condicionamiento genético que aparece acompañado de sequedad cutánea, eczemas con prurito y alergias. El polen, el pelo de los animales, los ácaros o algunos alimentos provocan estos síntomas además de estornudos, asma e intolerancias alimentarias. Los pacientes que sufren dermatitis tienen la barrera protectora debilitada porque no han acabado de fabricar el manto hidrolipídico en su totalidad. El parapeto de resistencia de una piel con dermatitis no es muy eficiente. La Dra. Adler añade que los afectados pueden tener demasiadas bacterias Staphylococcus aureus y una mala defensa contra los virus, por lo que son propensos a contraer molusco contagioso, verrugas y herpes. El sistema inmune cierra filas contra la proliferación de los agentes patógenos, pero lamentablemente también arremete contra la piel empeorando los síntomas de inflamación. Por esta razón, en el caso de la dermatitis se intenta tomar medidas antipatógenas. En particular, la ciencia médica ha desarrollado tratamientos basados en cremas y ropa con partículas de microplata o fibras de plata que combaten los gérmenes patógenos sin riesgo de alergia. La buena noticia es que podemos tener un aliado en nuestra propia despensa. La alimentación, según Adler, tiene un rol importante frente a este problema. Algunos estudios han constatado que los ácidos grasos omega 3 mejoran el estado de la piel por su acción antiinflamatoria. También se ha investigado la acción del ácido linoleico conjugado con ácidos grasos omega 6. Lo que sucede es que en personas con piel atópica este ácido no se fabrica en cantidad suficiente, dado que la enzima encargada de su producción no trabaja bien, lo que favorece además posibles carencias de vitamina B6, biotina, calcio, magnesio y zinc. En el caso de las embarazadas se ha demostrado con estudios que, durante y después del embarazo, la alimentación puede influir sobre la propensión de los hijos a las alergias y dermatitis. El ofrecer lactancia de 4 a 6 meses también es una forma de prevenir alergias, ya que vitaliza la flora bacteriana y el sistema inmunológico del niño. No obstante, a partir de los 6 meses habría que introducir una dieta alimenticia puesto que constituye igualmente un entrenamiento para el sistema inmunitario. [irp posts=»7737″ name=»¿El sistema nervioso puede afectar nuestra piel?»]
En el caso de la neurodermatitis la sensibilidad cutánea es de índole genética. Otros factores desencadenantes característicos son las alteraciones en la flora intestinal y la psique, siendo muy probable que el estrés empeore la enfermedad del mismo modo que influye negativamente sobre cualquier afección cutánea. En los países industrializados, entre un 15 y 20% de la población recibe este diagnóstico en sus diferentes tipologías.
Cremas y ropa especial para dermatitis
El rol de la despensa
Embarazo y lactancia