En los últimos años se ha incrementado el número de investigaciones en neurociencia que tienen relación con las funciones ejecutivas del cerebro. Y existe evidencia científica respecto a que una de estas funciones, conocida como autorregulación, es esencial para el ser humano desde sus primeros años de vida.

La capacidad de autorregularse permite que una persona maneje con eficiencia y eficacia las diferentes situaciones del día a día, en diferentes ambientes, incluyendo el ámbito educativo. Las capacidades que conforman los ámbitos o dominios de la autorregulación, en conjunto, serán esenciales para un buen desempeño académico, una buena convivencia con los demás y, principalmente, contribuirán con el desarrollo del comportamiento de una persona.

Conversamos con Anna Lucía Campos, Directora General de Cerebrum en Latinoamérica, quien participó en un seminario organizado en Chile que tuvo por objetivo mostrar la importancia de la autorregulación en el contexto de las estrategias educativas.

¿Cómo observas a los niños de hoy?

En la actualidad podemos observar una evolución significativa en el desarrollo y comportamiento de los niños y niñas gracias a muchos factores. Entre ellos, el ingreso de la tecnología en los hogares y centros educativos. Podemos identificar habilidades cognitivas más desarrolladas que en años anteriores, con un especial destaque en el lenguaje. Por otro lado, vemos un detrimento de las habilidades socioemocionales y morales.

¿Cuáles son los beneficios de la autorregulación en el niño?

Autorregularse abre una puerta para muchas oportunidades. Entre ellas, enfrentarse a los desafíos de la vida diaria, en la casa o en la escuela, con mayor eficiencia y eficacia. Esto porque frente a las diversas situaciones que se presenten se podrán identificar los estresores, hacerles frente de forma adecuada, contenerse sin sentirse mal y ser un mediador o ejemplo para los demás.

¿Qué conductas o razones llevan a los niños a ser impulsivos y no tener control?

Cuando niños, los seres humanos tenemos menos tolerancia a la frustración, nos cuesta aceptar el «no» como respuesta, nos cuesta compartir o perder en una competencia. Estas y algunas otras situaciones son fruto de un proceso de desarrollo aún inmaduro. Principalmente de aquellas regiones en el cerebro que logran inhibir comportamientos inadecuados y dirigirnos a las acciones más que a las reacciones. En este sentido, para algunos niños tener un nivel de control, yo diría, autocontrol, está directamente relacionado con esta madurez del SNC que nos lleva a niveles adecuados de autorregulación en diferentes dominios.

¿Cuál es el problema presente y futuro de no tener autorregulación?

No usaría la palabra problema, sí dificultad. Y en este sentido el no tener un nivel adecuado de autorregulación según la etapa del desarrollo en que se encuentre la persona la hace más vulnerable al estrés, tiene más dificultades en las relaciones interpersonales, le cuesta más modular sus niveles de energía (para arriba o para abajo), así como sentirse bien y calmada.

¿Cómo son los niños que se autorregulan?

Para estar autorregulados necesitamos entrenamiento y una de las variables de ese entrenamiento es identificar situaciones de estrés y los estresores en sí, para lograr lidiar con ellos y responder de forma equilibrada. Las personas con buen nivel de autorregulación (no sólo los niños) son menos vulnerables a las situaciones de estrés, tienen más habilidades para manejar las relaciones interpersonales, saben identificar las situaciones que les desagradan o afectan y buscan soluciones para transformar sus reacciones en acciones pensadas y equilibradas.

¿Cómo se enseña de padre a hijo esta característica positiva?

La estrategia más poderosa es el ejemplo. Lo que sigue es ayudarlo a identificar las situaciones o estímulos que generan estrés, o emociones y pensamientos que son disfuncionales (depende siempre de la madurez y edad), para construir con ellos y ayudarlos a percibir la mejor forma de tratarlos.

¿Crees que los padres de hoy están sobrepasados?

Creo que los papás están desinformados. Con los avances en el ámbito de la neurociencia, psicología y educación, cada vez vamos entendiendo mejor quiénes somos. Y esto es algo de lo cual los papás no están exonerados: entender cómo se desarrollan sus hijos y todo lo que gira en función a esto, para sumar a este «instinto maternal o paternal» los conocimientos que les permitirán ser mejores padres.

¿La autorregulación se puede aprender a cualquier edad?

La autorregulación es una capacidad innata, neurobiológica del SNC humano, que luego se extiende a otras áreas o dominios como el cognitivo, social, emocional y prosocial. Esta capacidad empieza a desarrollarse en los primeros años de vida, en un nivel básico, pero se ve mejorada con las posibilidades de práctica.

¿De qué manera la autorregulación ayuda al aprendizaje del niño?

De varias maneras, pues autorregularse permite al niño construir estrategias más adecuadas para aprender, para regular sus comportamiento, para relacionarse, para entender e identificar situaciones en que debe aumentar o disminuir su energía, y para usar habilidades en diferentes dominios para beneficio propio y de los demás.

¿Qué resultados ha obtenido la ciencia al aplicar la autorregulación en el aula?

Lo que se ha observado es una mejora increíble en el comportamiento, en las relaciones y en el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales, emocionales y prosociales. Aún falta mucho por recoger, ya que los educadores están recién entendiendo lo que significa autorregulación.