Un filósofo de la antigua China, llamado Tschuang Tse, nos regala un maravilloso cuento sobre cómo la constante actividad evita que nos miremos y que alcancemos estados de calma: «Había una vez un hombre que, al ver su propia sombra, lo contrariaba. Era tan infeliz que decidió dejar sus pasos atrás. Se dijo: «Me alejaré de mis pasos”. De tal modo, se levantó y se fue. Pero cada vez que apoyaba un pie y daba un paso, su sombra lo seguía. Entonces se dijo: “Debo caminar más rápido”. Caminó más y más hasta caer muerto. Si simplemente hubiera caminado hacia la sombra de un árbol, él se habría desecho de su sombra».
Leer artículo completo
Durante este tiempo en casa resulta muy útil utilizar sabiamente la desconexión con el ruido del mundo y regalarte un espacio de calma y autocuidado.
Con ese fin construí una herramienta llamada el “horario de autocuidado”. Consiste en la elaboración de un planner capaz de organizar aquellos espacios. Es importante contar con tres aspectos imprescindibles para este objetivo:
- Relación contigo mismo
- Con tu espiritualidad
- Con los demás
Algunas ideas
Algunas ideas que puedes realizar dentro de esos momentos serían las siguientes:
- Meditar
- Escribir tres páginas diarias con todas las ideas que tengas en la cabeza, generando un vaciado de tus pensamientos
- Leer algún libro o artículo que sea de tu interés
- Hablar con alguna persona significativa que contribuya a aumentar tu bienestar
- Escribir un listado de agradecimientos diarios
- Realizar alguna actividad donde utilices las manos, como tejer o bordar
- Jardinear o pintar
- Volver a tocar un instrumento musical
Día y hora para el autocuidado
Si te das cuenta, estas acciones reducen los niveles de ansiedad y estrés. Y si esto lo acompañamos con aquella música que te conecte y que te evoque momentos alegres, el autocuidado va acrecentándose en tu espíritu.
La idea es que puedas definir un horario y asignarle un día y hora para realizarlo, porque si no lo adhieres a tu rutina diaria nunca terminarás haciéndolo.
Recordar el pasado
Muchas veces al convertirnos en padres las prioridades cambian, el tiempo se acorta y postergamos acciones que antes hacíamos con más frecuencia.
¿Qué cosas dejaste de hacer cuando te trasformaste en padre o madre? Con este desafío piensa en cómo te sentías haciendo eso. Probablemente el tiempo sigue igualmente de acotado. Pero ¿por qué no pensar en darte 10 o 20 minutos diarios o semanales para volver a conectarte con eso que te hacía feliz y pleno?
No te quedes lamentando el tiempo perdido. Este momento que vivimos te ofrece la posibilidad cierta de toparte con tu propio espíritu y volver a reorientarte hacia lo que realmente necesitas. Gestiónate y permítete darte estos momentos. Tu propia historia lo agradecerá.
Por: Carola Álvarez, psicóloga infanto-juvenil. Máster en Ciencias de la Familia Universidad Santiago de Compostela (España). Miembro de The International Marce Society for Perinatal Mental Health. www.sienteycuenta.cl
[irp posts=»10210″ name=»Familia: ¿por qué son buenas las rutinas?»]
Otras notas relacionadas: