Hace varios años, en 2015, un aluvión afectó al norte de Chile. En ese minuto, junto a un grupo de personas visitamos el pueblo de Diego de Almagro y llevamos muñecos hechos de calcetines huachos que teníamos en casa. Hicimos un taller, compartimos con las personas y ayudamos en todo lo que pudimos. Recuerdo a un niño pequeño albergado en un colegio que acunó a su muñeco y dijo: «Yo voy a dormir con mi Nono».

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