Volvamos la vista 32 años atrás. Un pequeño niño juega en una piscina junto su madre. Allí siente felicidad… Felicidad que quedó grabada en la memoria de Alberto Abarza, nadador paralímpico de 34 años quien ha cosechado numerosos triunfos en este espacio acuático donde él es absolutamente libre de la discapacidad que lo aqueja.
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