Tal como lo definió la OMS: no hay salud sin salud mental. Y en ese sentido es clave que, ante la situación excepcional que están viviendo las personas a nivel mundial, nos preocupemos de nuestro bienestar integral: físico y mental. ¿Cómo? A través del autocuidado.
“Cuidar a otros, o ser un apoyo para nuestro entorno, nos afecta de distinta manera dependiendo de a quién le brindo atención y en qué etapa de mi vida estoy. El autocuidado es fundamental para estar en condiciones de apoyar a otros”, señala la psicóloga de Centro Médico Cetep, Susana Romero.
Carga del cuidador
La profesional de Cetep advierte que “la tensión producida por cuidar a otro es mayor cuando no tenemos los recursos suficientes para ello. Ya sea por falta de información, habilidades, apoyo social o alguien que ayude”.
Precisamente, esta carga o tensión en quienes cuidan a otros puede desencadenar más posibilidades de:
Enfermarse fácilmente.
Demorarse más en la recuperación de una enfermedad.
Sentirse fatigado.
Generar sentimientos de angustia y ánimo bajo, debido a la carga emocional.
“Es por esto que apoyar a mi entorno requiere un equilibrio entre mi propio cuidado y el de quien estoy cuidando. Es importante tomarse un tiempo para reflexionar sobre tu propia salud física y psicológica”, subraya Susana Romero.
Pregúntate cómo estás
¿He estado irritable y tenso/a?
¿Se ha visto interrumpido mi sueño por el apoyo durante la noche?
¿Me he sentido fatigada/o entre el trabajo y las responsabilidades familiares?
Identifica cuándo comiences a sentirte sobrecargada/o.
Busca ayuda y apoyo cuando lo necesites.
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Consejos prácticos para enfocar nuestro autocuidado
La psicóloga Susana Romero ofrece una serie de recomendaciones para trabajar internamente el autocuidado, aplicado a las emociones, la familia, la salud física y el trabajo.
Autocuidado de las emociones
Acepta cómo te sientes. Es normal que te aburras, que te sientas irritada o poco feliz, tal vez sientas que es injusto lo que está ocurriendo: el reconocer tus sentimientos ayuda a aceptar que uno se está sintiendo de esa forma, en vez de invertir energía rechazándolos o negándolos. Están ahí, es normal sentirse así.
Reconoce los aspectos positivos del cuidado propio y de los tuyos. ¿Te has sentido útil? ¿Has sentido que te necesitan? ¿Puedes ver el agradecimiento en los tuyos?
No olvides que es por un bien mayor. Recordar que estamos en esta situación para prevenir la enfermedad generalizada de la población y que eso es un valor altruista, nos ayuda a aceptar la situación en la que nos encontramos y nos ayuda en nuestra salud mental.
Valorar la salud. Si no estás enferma y nadie de tu familia lo está, reconoce lo positivo de tener salud. Y si alguien de tu familia está enferma/o y cuenta con la ayuda médica requerida, agradece el que así sea. Enfócate en lo positivo de que alguien se esté ocupando de él/ella y le otorgue asistencia.
Autocuidado para las relaciones de pareja y familia
Tente paciencia y tenle paciencia a quienes vivan contigo. Habla con tu familia, conversen respecto a lo que cada uno espera lograr mientras estén en el hogar. ¿Cómo pueden hacerlo mejor, de una manera más equilibrada para que cada uno pueda trabajar (si están haciendo teletrabajo), o para descansar a solas, si es lo que deseas. ¿Tal vez tu pareja se puede encargar de algunas responsabilidades del hogar en las que antes no participaba?
Intenta tener un plan de juego con las personas con las que vives. Piensa en los niños. ¿Qué necesitan en este momento? Los pequeñitos quieren sentir amor, quieren saber que tienen la atención de sus padres. Los mayores, necesitan algo de estructura que los ayude a continuar con su aprendizaje, sabiendo que no es posible que sea perfecto.
Sin duda, para los niños y adolescentes, igual que para los adultos resulta complejo estar de repente en casa todo el día, por muchos días y van a tener muchas emociones mezcladas. Es importante darse un espacio para reconocer esas emociones.
Explora nuevas formas de conectarte con la familia. Si no estás interactuando físicamente con las personas que quieres, reserva un espacio en tu día para hacerlo en forma remota. Tal vez puedes “tomar onces” o “usar un juego de mesa” por Zoom u otro medio.
Autocuidado en el trabajo
Crea y declara tu espacio de trabajo. Que en casa entiendan que si estás sentada/o en esta silla con una computadora es porque estás trabajando, aunque no sea un espacio privado.
Reforzar tiempo y espacio de trabajo. El teletrabajo puede estar agregando tensiones adicionales. Aclara a los demás: éste es mi tiempo de trabajo, éste es mi espacio de trabajo y que es necesario que respeten eso.
Hazte un horario: Podrías comenzar a trabajar súper temprano por la mañana durante unas horas. Luego vendría el tiempo de ser mamá/ o de encargarte de las labores de casa y vuelves a tu trabajo más tarde en el día.
Autocuidado desde la salud física
Ajústate a una rutina de ejercicios tanto como te sea posible. Levántate temprano e intenta hacer algo de ejercicio. Tal vez tienes alguna máquina olvidada en algún rincón de la casa: ahora es cuando le puedes sacar provecho. Si no la tienes, busca en Youtube alguna rutina sencilla que puedas seguir.
Cuida tu alimentación. Si es posible prefiere frutas y verduras y reduce la ingesta de carbohidratos. Detente a pensar en lo que estás comiendo.