Mi hijo o hija es demasiado autoexigente: ¿qué hacer?
Algunos padres suelen sentir preocupación cuando ven que su hija o hijo es demasiado autoexigente consigo mismo en todos los ámbitos que lo rodean.
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Si como padres y madres nos perdemos el proceso de conocer a nuestro hijo y la felicidad que esto genera, y nos fijamos solo en metas preestablecidas socialmente, enseñaremos a los niños a perderse en el camino hacia sus propios logros. Si en vez de felicitarlo cada vez que lo vemos estudiando hacemos fiesta cuando llega con buena nota, estaremos reforzando esta idea. Una de tantas posibles consecuencias de estas dinámicas familiares es que los niños se vuelvan problemáticamente autoexigentes. ¿Por qué digo “problemáticamente” autoexigentes? ¿Acaso ser autoexigente no es siempre un problema? En esta nota veremos por qué. Cada crianza es un mundo distinto, cargado de experiencias, vivencias y aprendizajes provenientes de distintas fuentes y que está en constante movimiento. Tanto los hijos(as) como los padres y madres son seres biopsicosociales, lo que significa que su actitud y conducta se basa en la exquisita interacción de su biología, entorno social y psique, tres aspectos únicos e irrepetibles. Por ello, describir características o fenómenos de los niños —como por ejemplo ser autoexigente— puede ser una tarea compleja e inabarcable. Sin embargo, existen rasgos generales que permiten acercarse a temas que preocupan a los padres, siempre considerando las diferencias mencionadas y la premisa principal: “Las personas que más pueden acercarse, conocer y ayudar a guiar/cambiar las motivaciones de un niño son su padre y madre”. Si los padres y madres tuvieran que leer un solo libro en su vida, ese libro debiera ser: “Todo sobre mi hijo”. Es el más importante de todos y se escribe a diario, frente a sus ojos. La autoexigencia es la exigencia que cada persona se hace a sí misma en distintas áreas de la vida. Se caracteriza por la alta necesidad de alcanzar la perfección en la tarea que se empeña. Ser autoexigente es una característica como todas, es decir, es neutra y su evaluación como deseable o problemática dependerá de varios aspectos, como los que se muestran a continuación: No es igual ser autoexigente para alcanzar nota 7.0 en una prueba con pautas claras y practicables, que exigirse lograr el primer lugar en un concurso “del disfraz más lindo”, en el cual la valorización es subjetiva y depende de otros. Si la persona no sabe diferenciar entre lo que depende de él y lo que depende también de otros, puede generarse una autoexigencia problemática. Cuando el niño no logra algo suele pensar: “Lo puedo lograr”, “esta vez sí lo haré”, “voy a practicarlo hasta que lo haga”. O se dice: “Soy tonto”, “no puedo”, “nada me resulta”. En el primer caso, la autoexigencia puede llevarlo a alcanzar muchas cosas que se proponga. En el segundo caso, estamos frente una autoexigencia problemática. Si el niño comprende que el camino a la perfección es construido de pequeños logros enlazados y se alegra cada vez que alcanza uno, es distinto al niño que solo aspira al triunfo y no se nutre del proceso, invalidando las ganancias que este puede tener. En el segundo caso estamos frente a una autoexigencia problemática. Si el niño comprende que hay cosas que no pueden hacerse para alcanzar una meta porque puede dañar a otros o a sí mismo, es distinto al niño que insiste en el logro de una meta sin notar que arrasa con todo a su paso. En el segundo caso estamos frente a una autoexigencia problemática. Un niño que se entristece porque hoy no consiguió algo que se propuso en la escuela, pero luego sale a jugar, comparte con su familia y se distrae en otras cosas, es distinto a un niño que no logra desconectarse del fracaso y lo transforma en un estado de sufrimiento continuo. En el segundo caso, la autoexigencia es problemática. La autoexigencia puede aportar a que un niño alcance todo su potencial. Sin embargo, el futuro tiene sus límites y es importante comprenderlos y aceptarlos. Existen, entre otros, límites biológicos (enfermedades, condiciones), límites sociales (requisitos, normas, leyes, convivencia) y temporales (rango de edad, tiempo de rendimiento, época). Si el niño se autoexige por sobre todo esto, la característica es problemática. [irp posts=»14095″ name=»Padres: 10 consejos para hablar con tus hijos»] Cada niño es distinto y lo más importante siempre será observar a los hijos y conocerlos en su individualidad para que puedan saber cuáles son sus motivaciones para hacer lo que hace. Pese a ello, algunas de las cosas que pueden observarse en un niño o niña autoexigente son las siguientes: [irp posts=»11370″ name=»Padres e hijos: aprender a tolerar la frustración»] 1-Recuerda que lo que los hijos piensan, sienten y hacen está fuertemente influido por la forma en la que piensan, sienten y hacen sus padres. Lo primero es preguntarse a sí mismo: ¿Cuán importante es para mí la perfección? ¿Cuán importante es para mí el camino hacia un logro? ¿Qué opino yo de quienes no alcanzan el primer lugar? ¿Qué pienso yo de mí mismo cuando me equivoco? Es probable que respondiendo sinceramente puedas encontrar luces de la autoexigencia problemática de tu hijo. Recuerde que no existe el “Yo soy autoexigente conmigo mismo, pero a mi hijo no le exijo nada”, ya que todo lo que usted hace consigo es modelaje para tu hijo. 2-Pregúntate por las expectativas de éxito que tienes puestas en tu hijo o hija. ¿Estas expectativas coinciden con los gustos y deseos de él/ella o son una idea concebida incluso antes de su nacimiento? Si la respuesta es la segunda, es probable que invisibilices sin querer cualquier logro obtenido por tu hijo que no vaya en el camino esperado. La necesidad de sacarse un 7.0 o alcanzar el primer lugar del curso no nace con nuestro hijo, sino que la adquiere en su desarrollo. Revisa si como padre o madre has dado ese mensaje, y/o si ha sido la sociedad pero no has sido lo suficientemente consistente para invalidar esa enseñanza exitista estereotipada. 3-Valora los logros por pequeños que sean. Disfruta del proceso hacia una meta y felicita cada parte. Que la meta sea la consecuencia afortunada de un camino ya nutritivo y de aprendizaje. Si por la razón que sea el niño no consigue lo que se propuso, ya lo avanzado será motivo de alegría. 4-Favorece las actividades colaborativas como los juegos en equipo. Somete a tus hijos a experiencias de frustración y contenlos; déjalos ganar y también experimentar el perder. 5-Observa las cualidades de tu hijo en todas las áreas y valóralo por eso. Que sus logros no sean lo único que se habla de él, sino también sus gustos, sus amigos, sus sentimientos, sus intereses. 6-Hazle sentir a tu hijo que le amas por su existencia misma. Luego de eso, puedes además sumar otras razones como su forma de ser con otros, su forma de pensar, su manera de resolver problemas, su gusto musical, su manera de escuchar, etc. 7-Presta atención a sus emociones extremas. Valida su sentir aunque no te parezca proporcional, es decir, muéstrale que comprendes el porqué de su reacción y luego enséñale a regular sus emociones para que la próxima vez sea menos invasiva. REGULAR LAS EMOCIONES y TOLERAR LA FRUSTRACIÓN son dos aspectos claves para que la autoexigencia no se vuelva problemática. Si la autoexigencia de tu hijo ha llegado a afectar de modo general su autoestima, es decir, no logra disfrutar ni valorar nada por estar preocupado y ansioso, además de castigarse fuertemente cuando se equivoca, es recomendable que busques la ayuda de un especialista que pueda determinar el tipo de apoyo que requiere. Por: Giannina Orden Vargas. Psicóloga Educacional y Clínica Infantojuvenil. Diplomada en Parentalidad, Apego y Desarrollo de la Infancia. Diplomada en Trauma Complejo y Desorganización en la Infancia. Terapeuta DBT. Terapeuta EMDR. @centro_vitaliza [irp posts=»12120″ name=»¿Ansiedad en niños?»]
Ciertamente, en una sociedad donde el éxito está definido por logros concretos como elementos materiales (éxito económico, éxito académico, éxito laboral, éxito familiar) a veces es difícil mantener el foco en lo importante que es desarrollar la capacidad de ser feliz. Nos perdemos los procesos por buscar la meta final, y muchas veces sin preguntarnos si es lo que realmente deseamos.
Ojo: cada crianza es diferente
¿Qué es la autoexigencia?
¿De quién depende el logro?
¿Qué mensajes internos se da el niño?
¿Reconoce los pequeños logros alcanzados antes de llegar a la meta?
¿El fin justifica los medios?
¿Su pensamiento se ve invadido por el deseo de logro?
¿Sus metas son realistas?
¿Cómo reconocer a los niños autoexigentes?
Cómo ayudar a un hijo autoexigente… problemático
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