Muchas veces veo cómo se pone siempre la mirada del error en los niños, culpándolos y exigiéndoles tener una “conducta adecuada”. Su mundo está lleno de exigencias sobre su comportamiento, sus notas y sus emociones. De hecho, me cuesta entender que deban estar tantas horas sentados en una jornada extensa, con exigencias que muchas veces no se adaptan a su edad de desarrollo.
Leer artículo completo